CARNAVAL

La familia de oro cuyas raíces se asientan en la huida de varios piratas de la Policía franquista en 1963

La familia de oro cuyas raíces se asientan en la huida de varios piratas de la Policía franquista en 1963
Los caballas de oro posan antes de su comida anual.
Los caballas de oro posan antes de su comida anual.

Los caballas de oro se reúnen por segundo año para comer y cantar, celebrando la evolución del carnaval en Ceuta: "La calidad cada vez es mayor"


Más de una veintena de los cuarenta y tantos miembros que componen un selecto club, se sientan a comer por segunda vez en la historia. Lo hacen coincidiendo con el Carnaval, del que son los mayores exponentes en Ceuta. Los caballas de oro se reunieron de nuevo este miércoles, asentando una tradición que, esperan, "sigan comprometiéndose a mantener los próximos a los que se les entregue el galardón".

Parece más fácil de consolidar esta costumbre de lo que lo fue el Carnaval en Ceuta en sí mismo. Algunos de los que estuvieron en esos orígenes se sientan ahora a la mesa en La Glorieta y, desde su silla, cuentan los pormenores de crear una murga en pleno franquismo, cuando estaba prohibido.

"A mi me metió en esto él", dice Javier Barceló, señalando a Andrés Peña, compañero suyo de aulas, que le introdujo en 'Caos', su organización carnavalesca, que transgredió la ley en pleno 1963.

Alguna vez hasta acabaron corriendo delante de la Policía. "Las actuaciones las teníamos que hacer en privado y a escondidas", rememoran. Se las encargaba gente de lo más heterogénea, incluido uno de los locutores de radio de la época: "Estábamos en su casa vestidos de piratas y algún vecino que escuchó ruidos llamó a la autoridad". El resultado, la huida de varios bucaneros por la ciudad autónoma con las sirenas sonando tras ellos.

Fue en el año 1983 cuando los agentes dejaron de ser parte perseguidora y comenzaron incluso a disfrazarse para el festejo. Entonces Barceló y Peña montaron una comparsa, para el concurso en el Teatro Terra, siendo los únicos en presentarse en su categoría: "Obviamante, ganamos", revelan.

Ha pasado casi medio siglo desde entonces y el festejo ya está asentado y, aunque "ha bajado este año la cantidad", la calidad "cada vez se incrementa más" entre los participantes, según la experta opinión de los dos veteranos, de los primeros en ser reconocidos con la Caballa de Oro, la mayor distinción del carnaval en Ceuta, que solo tienen aquellos que han hecho una aportación distinguida a la folklórica celebración.

En una mesa de la terraza de La Glorieta se sientan a comer más de una veintena, otros han fallado. Varios van vestidos de mujeres, porque entre ellos, no hay ninguna. "Es verdad que faltan. Premiada con la caballa únicamente debe haber una", coinciden en lamentar ambos.

Pero, son los que son, están los que están y algo tendrán que hacer. Y así, comienzan a hablar sobre carnaval, hasta que las cervezas y el vino obran el milagro de convertirlos en una comparsa que canta, baila y actúa. Una suerte de selección ceutí con los mejores históricos de la materia. Suena a momento especial < una ocasión que esperan poder seguir repitiendo "de año en año".

La familia de oro cuyas raíces se asientan en la huida de varios piratas de la Policía franquista en 1963


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