Si Old Trafford es el El teatro de los sueños, Ceuta bien puede ser el de la fantasía. Quien diga que la Navidad de este año no está siendo fructífera y variopinta en lo que a actividades se refiere está claro que ha salido poco (o nada) de su casa. Siendo el pretexto ofrecer constante divertimento a los más pequeños de la casa, este 22 de diciembre de 2023 pasará a la historia como el día en el que Papá Noel se dejó ver en cabalgata por aquí por primera vez en su vida. No te frotes los ojos; has leído bien: Papá Noel. En cabalgata.

"¿En serio? ¿Una cabalgata de Papá Noel?", preguntaba al que escribe estas líneas un veterano paseante, incrédulo. "Ya no saben qué hacer", reflexionaba. En la ciudad de los eventos y las celebraciones, parece que dos desfiles de Reyes Magos -uno en el centro y otro, en Hadú- no son suficientes; los ceutíes siempre queremos más. Los ceutíes... o el área de Festejos, que, este curso, ha decidido ir con todo y tirar la casa por la ventana para asegurarse de que la ciudadanía caballa no se aburre ni se da a cosas que no debe.

Hacía frío, mucho frío, pero ni siquiera eso ha sido impedimento para todos aquellos valientes que han creído oportuno cambiar una hora de chocolate con churros por conocer en persona al bueno de Santa. El cortejo partía de Echegaray pasadas las siete y media de la tarde. El rugir de los tambores, no en balde, comenzaba a sonar bastante antes de iniciar la marcha. El conjunto lo encabezaba un grupo de músicos pertenecientes a la Banda de la Amargura, quienes, trompeta en mano, han amenizado el itinerario al ritmo de clásicos tan clásicos como Hola, don Pepito y Que viva España.

Inmediatamente detrás de la orquesta, había un puñado de animadores caracterizados como elfos. Estos han ido repartiendo gominolas y demás dulces entre los menores (y entre algún que otro padre) durante buena parte del recorrido, que ha abarcado la práctica totalidad de la calle Real, el Revellín y Constitución.

Más para atrás, entre el equipo de animación y el coche en el que iba subido el protagonista de toda esta historia, ha quedado situado un dilatado elenco de bailarinas cuya sola puesta en escena ha sido deslumbrante. Lo hipnótico de su coreografía ha resultado en un espectáculo verdaderamente fastuoso; digno de ver.

En retaguardia -por fin-, estaba el 'culpable' del desfile. Papá Noel, dos de sus renos y otros dos de los muchos trabajadores que tiene contratados en su taller han recorrido el centro de la ciudad mientras lanzaban caramelos. "Es Jose Mari, ¿no?", preguntaba una mujer. Efectivamente: era Jose María Sánchez, el hermano mayor de la Hermandad del Rocío. La magia de la Navidad...

Contra todo pronóstico, la iniciativa ha gozado de una acogida y un seguimiento absolutamente extraordinarios, a la altura de las carrozas que encabezan aquellos que tienen sangre azul y que vienen del lejano Oriente. No parecía, siquiera, factible, pero los pequeños han dictado sentencia. "¡Papá Noel, te quiero!", se escuchaba a uno de ellos a la altura de la plaza de Correos. No hay duda: Santa tendrá que repetir el año que viene.