MEGAROCK FEST

Séptimo Infierno echa abajo el antiguo Rigoletto en homenaje a "el arquitecto del heavy metal en Ceuta"

Séptimo Infierno echa abajo el antiguo Rigoletto en homenaje a "el arquitecto del heavy metal en Ceuta"
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El bajista de MetralKrüsa, durante un concierto en el Bahía Club / Alejandro Castillo

La entidad que agrupa a los metaleros de nuestra tierra ha rendido un sincero tributo a 'Tronko' y a Jacinto de la mano de un buen puñado de bandas que han puesto patas arriba el Poblado Marinero


Está claro que no se cumplen años todos los días. Está más claro aún que las efemérides hay que celebrarlas y que a disfrutones, precisamente, no nos gana nadie. Séptimo Infierno parece llevar a rajatabla ambas máximas. La asociación ceutí de rock and roll por antonomasia viene de hacer en agosto dieciséis veranos de gloriosa vida. Para la posteridad quedan directos tan icónicos aquel de 'Tocar el cielo' en la actual Sala Denver o las innumerables ediciones del siempre aclamado 'Caballa Rock'.

El de este caluroso 30 de septiembre, no en balde, no era un evento al uso; era mucho, muchísimo más que eso. La entidad que encabeza Salvador Díaz ha aprovechado su propio cumpleaños para matar dos pájaros de un tiro. Así las cosas, además de conmemorar su nacimiento, Séptimo Infierno ha homenajeado a dos difuntos socios por medio de lo que la plana mayor de la agrupación bautizó en su momento como 'Megarock Fest'.

Un total de cuatro bandas han hecho tambalear los cimientos del antiguo Rigoletto durante cinco largas horas en el marco de un encuentro que, a buen seguro, pasará a formar parte indisoluble del imaginario ceutí. Alrededor de cincuenta incondicionales han tomado parte en una cita en la que no han faltado la buena música, el jolgorio y el desahogo; tampoco la nostalgia.

El Bahía Club abría sus puertas sobre las ocho en punto de la tarde bajo la asfixiante presión de un abultado grupo de impacientes. Aunque por goteo, el local se acabaría llenando hasta la bandera en un lapso de apenas treinta minutos de reloj: había ganas y el cuerpo lo sabía.

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El Bahía Club, durante el 'Megarock Fest' de Séptimo Infierno / Alejandro Castillo

Al poco de colgar el cartel de 'completo', la organización llamaba a los asistentes a desalojar la terraza para fijar toda la atención en el escenario. A él se subía Francis Heredia, vicepresidente de Séptimo Infierno, quien abría la lata acordándose canónicamente de los socios y simpatizantes de la entidad que, por desgracia, se han quedado por el camino a lo largo de esta última década y media. "Seguro que, allí donde estén, se están montando una fiesta de la hostia", arengaba.

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Francis Heredia, durante el 'Megarock Fest' de Séptimo Infierno / Alejandro Castillo

La exaltación llegaba a su cénit al momento de aparecer los nombres de los rockeros objeto de homenaje: Jorge y Jacinto. En medio de un clima de emoción como pocos figuran en los anales de la entidad, la viuda y la hija de este último eran invitadas a subirse a las tablas del Bahía Club para recibir de manos de Heredia el carnet de socio del fallecido y la camiseta que este solía lucir en muchos de sus bolos. "Fue el arquitecto del heavy metal en esta ciudad", apostillaba Miguel Borrego.

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La viuda de Jorge Sánchez, durante el 'Megarock Fest' de Séptimo Infierno / Alejandro Castillo

La melancolía daba paso de forma obligada a los acordes de guitarra. El primero de los grupos en salir a la palestra era MetralKrüsa, producto local donde los haya. La expectación era máxima; los nervios estaban a flor piel. Tras una reglamentaria prueba de sonido, todo comenzaba a fluir: el rock duro se apoderaba por completo de la sala.

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El bajista de MetralKrüsa, durante un concierto en el Bahía Club / Alejandro Castillo

Luego de casi una hora, los ceutíes cedían el testigo a un envalentonado Injector dispuesto a subir aún más el listón musical. La atmósfera, desde luego, tenía poco margen de mejora. Varias canciones y retumbes después, tomaban el relevo los chicos de Chino Banzai. La rúbrica la pondrían los componentes de Snakeyes. Al momento de resonar los primeros compases, estos lograban -casi sin esfuerzo- meterse a su entregado público en el bolsillo. Así, entre bruscos arpegios, bebidas varias y camaradería, Séptimo Infierno ponía la rúbrica a un 'Megarock Fest' que, sin lugar a dudas, dejará una huella insondable en la historia cultural de nuestra salada tierra.

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El vocalisat de MetralKrüsa, durante un concierto en el Bahía Club / Alejandro Castillo

Séptimo Infierno echa abajo el antiguo Rigoletto en homenaje a "el arquitecto del heavy metal en Ceuta"


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