El Atlético, sin hambre
Prieto lleva 13 tantos con este

- Los de Pérez dejaron pasar la oportunidad perfecta, pincharon todos los de arriba y sólo pudo empatar con el filial del Cádiz

- El equipo se encontró con un temprano gol y perdió toda la tensión competitiva


La historia era ganar o ganar. Seis puntos por detrás del Mairena (cuarto clasificado y última plaza de liguilla de ascenso), seis jornadas, ahora ya cinco, al Atlético de Ceuta no le quedaba otra que ganar todos los encuentros que restan y esperar el fallo de su rival. Pues bien, tenía que fallar el Mairena dos veces en seis partidos. Este domingo, cuando el Atlético de Ceuta saltó al césped sabía que su inmediato predecesor había fallado. Había empatado el Mairena con el CMD San Juan a mediodía y se le podía pegar un bocado de dos puntos, ponerse a cuatro y meter auténtico miedo y presión.

Pero el equipo saltó al Murube sin el hambre a la que invitaba la situación. Más que querer devorar al Cádiz B y asustar al Mairena, el Atlético pareció tomarse el choque como si de un trámite se tratara.

Y aún así, casi sin hacer nada, en el minuto 9 Ismael Maruja se encontró con un penalti, intentaba regatear a su marcador dentro del área y el defensa gaditano metió la mano, la vio el colegiado (malísimo) y señaló los once metros. No falló Prieto, que aspira a ser máximo artillero del grupo.

Con el uno a cero y un rival sin nada que jugarse la cosa parecía ponerse más que bien para los intereses atléticos. Por si fuera poco, el Córdoba B, segundo, había cedido, también por la mañana un empate con el Cabecense, sexto clasificado un punto sólo por detrás del Atlético de Ceuta. Incluso el intratable y aparentemente inalcanzable líder, el Algeciras, también había empatado antes del almuerzo. Y después perdió el Coria, tercer clasificado, con el Racing Portuense. Todo de cara, el Atlético estuvo durante 50 minutos a cuatro puntos de la liguilla, a siete del liderato del grupo y a seis del segundo clasificado.

Fue una hora fantástica. Una hora en la que la fe en que es posible alcanzar el objetivo crecía y hubiera crecido más si no fuera por la desidia que mostró el conjunto sobre el tapete. Aflojaron los hombres de Pérez, se dejaron ir. Lo vio claro el mister y a la media hora mandó a calentar a Aitor, Sandro y Said, pero ni la amenaza de las sustituciones reactivo al equipo.

Sólo Perita, Villatoro y Prieto se salvaron de esa desidia. La primera parte fue para olvidar. El Cádiz B amenazaba tímidamente con llegar a la portería, hasta que cuando quedaban poco más de cinco minutos para el descanso pegó un trallazo desde dentro del área que obligó a Garrido a intervenir para evitar el empate.

En el descanso los aficionados comentaban el exceso de confianza, la falta de ánimo de cerrar el partido que estaba mostrando el Atlético. Si bien los asiduos pensaban en que como siempre, en la segunda parte el equipo se desquitaría.

Y así parecía, conectó mejor arriba el Atlético, Randy, muy apático todo el encuentro, a punto estuvo de liarla en el 53, en el 55 en línea se equivocó y le levantó la bandera a Prieto que ya encaraba sólo al portero del Cádiz, en el 57 Ismael Maruja confiando en que el partido estaba hecho optó por chuparla, tiró escorado y se la sacó el portero cuando tenía a Perita esperando para empujarla. Le pidió perdón sin saber que tres minutos más tarde el perdón lo iba a tener que hacer extensivo a todos sus compañeros.

Asomó el Cádiz por arriba y forzó un penalti. Lo transformó Caballero engañando a Prieto. Reaccionó la grada aplaudiendo y animando al equipo para que intentará marcar como fuera en la media hora que quedaba y volver a soñar con ascender.

Tuvo ocasiones, Prieto la estrelló en el poste sólo cuatro minutos después tras recibir un magnífico pase de Randy. Se la sacó a Jaime, el portero Borja, muy inspirado, debajo de los palos. Generó peligro Perita. Pero nada cambió en el electrónico. Nada. No le bastó media hora de tensión competitiva al equipo que pagó caro su error de dejarse ir y de no cerrar el partido antes, cuando pudo, cuando el Cádiz B no defendía un empate y se podía haber entregado con facilidad.

Al final los gaditanos perdieron tiempo y defendieron con uñas y dientes su punto. Hicieron bien, es sólo el séptimo punto que escapa de Ceuta esta temporada.

Tampoco estuvo fino Álvaro Pérez que optó por quitar a Maruja y meter a Pepe Martínez cuando quedaban 20 minutos; desde la grada con sorna se escuchó perfectamente a un aficionado que le aplaudió el ánimo por “asegurar el empate”. No escuchó el entrenador a la grada que le demandaba a Aitor desde casi el empate. Al final en un gesto extraño le dio entrada, pero en el minuto 90 para que el chaval jugara los 3 minutos de descuento. No alcanzó.

Al equipo le faltó hambre, ganas de subir de categoría. Falló justo el día menos indicado. La distancia es la misma que antes de jugarse la jornada, pero queda un partido menos, y la sensación de rabia que producen las oportunidades perdidas. Quizás el Mairena vuelva a fallar (ha de hacerlo dos veces al menos), quizás el Atlético haya aprendido la lección y salga a morder en los cinco encuentros que quedan. Aunque después de perder la oportunidad de este domingo, parece complicado, que se vuelva a dar una jornada tan favorable a sus intereses.

La oportunidad para el desquite es la próxima semana ante el Alcalá, también en casa. Su próximo rival es el séptimo clasificado, al igual que el Cádiz B, ya no tiene nada en juego, aunque aún le queden posibilidades matemáticas de colarse en la liguilla.

El Atlético, sin hambre


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