"La Federación necesita un cambio estructural en lo deportivo". No lo dice el que escribe esta líneas, lo dice el candidato a desalojar a Antonio García Gaona de la Presidencia de la Real Federación de Fútbol de Ceuta. Se trata de Carlos Jaramillo, un hombre al que sus más de veinticinco años vinculado al mundo del fútbol le han valido una fama que vale su peso en oro (a nivel local, claro). Pleno conocedor de su notoriedad y de los entresijos que hay tras las puertas que dan acceso al 'Emilio Cózar', el gestor quiere aprovechar su condición para dar a la institución "un aire nuevo".

Había rumores y habladurías, pero ya es oficial: Jaramillo ha presentado su candidatura a pocos meses de que los cuatro estamentos con derecho a voto acudan a las urnas para elegir al que será el nuevo presidente de la RFFCE. Lo ha hecho en la Biblioteca Pública Adolfo Suárez, arropado por su mujer, su hija y su hermano; también, por una ingente masa de aparentes simpatizantes, entre los que se encontraban pesos tan pesados como Luhay Hamido, Mohamed Chaib, Edu Villegas y hasta José Juan Romero.

Tras más de un lustro metido de lleno en faena, Jaramillo tiene claro que "es el momento de que haya un cambio". "¿De verdad no lo creéis necesario?", preguntaba retóricamente a los presentes en el lugar. Un total de treinta puntos dan forma al programa con el que el aspirante a máximo responsable del fútbol ceutí aspira, precisamente, a ser máximo responsable del fútbol ceutí. Pese a lo dilatado del proyecto, este bien podría resumirse en una cosa: "Modernizar los medios".

Los compañeros de viaje de Jaramillo son dos caballas casi tan de pro como lo es él mismo: por un lado, José Ramón Ruiz 'Taconi', un histórico del Ceutí, "un hombre de fútbol"; por otro, Luis Gil, director de la sucursal que el Banco Sabadell opera en nuestra ciudad. "Juntos, formamos un equipo joven, dinámico y preparado para alcanzar todos nuestros objetivos", aseguraba el candidato a suceder en el cargo a un García Gaona que parece contar cada vez con menos adeptos.

De lograr su pretensión, Jaramillo daría un auténtico golpe de efecto. Como tantos y tantos retos similares, el que Carlos se ha marcado no va a ser nada fácil, pero "hay que intentarlo". "Las elecciones son elecciones; si estamos aquí es porque creemos que tenemos opciones", revelaba. Cabe subrayar que ese ansia de "cambio" no iría ligada, ni muchísimo menos, a una renovación o reducción del personal: "Queremos contar con todos los trabajadores de la Federación". No solo eso: "Queremos instaurar un carácter democrático".

Según el propio Jaramillo, la diferencia entre su futurible mandato y el del actual presidente sería "de época". Esa y no otra es la principal baza con la que el postulante a dirigir la Federación tratará de convencer a sus electores. Tanto él mismo como sus hombres de confianza ya han empezado a moverse. "Estamos manteniendo reuniones con todos los asambleistas", adelantaba. La idea no es otra que tener una suerte de 'colchón' con el que poder "ir con seguridad a las urnas"; porque sí, veinticinco años en el fútbol dan para "muchas amistades", pero nunca está de más tener las espaldas mínimamente cubiertas.