Según el informe de EAPN, cuatro de cada diez ceutíes está al borde de la exclusión social y un 36 por ciento en el umbral de la pobreza material, una estadística que, avisan desde la propia red de EAPN, no tiene fiabilidad al hacerse sobre una base de entre 301 y 475 encuestas pero sí sirve como muestra de tendencias. Para resolver esta laguna sería necesaria una oficina estadística que ampliara el volumen de los estudios. Mientras, solo nos resta el autodiagnóstico.

La tasa de pobreza se elabora mediante el índice AROPE. Se trata del acuerdo de la Unión Europea para la Estrategia EU2020, que puso en marcha un indicador específico, denominado AROPE, siglas de At-Risk-Of Poverty and Exclusion, personas en riesgo de pobreza, o tasa de riesgo de pobreza y exclusión social. Un índice basado, claro está, en datos medibles, objetivos que se resumen en estas tres condiciones. Si cumple una de ellas es usted pobre.

Umbral de pobreza

El umbral de pobreza se define como el valor que corresponde al 60 % de la mediana de la renta nacional equivalente en unidades de consumo, descontadas las ayudas sociales. Esto, aplicado en Ceuta equivale a un hogar con un salario inferior a los 8.208 euros al año, o lo que es lo mismo, 684 euros anuales.

Baja intensidad de empleo

Un indicador similar, pero medido en términos de empleo es el de hogares “con baja intensidad de empleo”, que contabiliza a aquellas personas menores de 59 años que trabajan menos de un 20 por ciento de su potencial de trabajo. “Se calcula el número de meses en los que los miembros del hogar han estado trabajando durante el año de referencia, y por otra parte el total de meses en los que teóricamente esos mismos miembros podrían haber trabajado. Se calcula el ratio y se determina si es inferior al 20 por ciento”, explica el INE, “a modo de ejemplo de este indicador, en un hogar con dos adultos en el que solo trabaja un adulto a jornada completa, la intensidad de trabajo sería del 50 por ciento; si trabajan los dos a jornada completa la intensidad sería del 100%; si uno de los adultos trabaja a media jornada y el otro a jornada completa, la intensidad de trabajo sería del 75 por ciento.

Carencia material severa

El tercer escalón en el descenso hacia la pobreza es la carencia material severa que establece nueve requisitos que indican el riesgo de exclusión social: No puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año; no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días; no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada; no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 650 euros); ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad...) o en compras a plazos en los últimos 12 meses; no puede permitirse disponer de un automóvil; no puede permitirse disponer de teléfono; no puede permitirse disponer de un televisor; o no puede permitirse disponer de una lavadora.