El aumento del número de menores extranjeros no acompañados (MENA) acogidos en la ciudad también ha "desbordado" la capacidad de respuesta de las Administraciones para dar respuesta a las necesidades de esos jóvenes en materia educativa y, en prmer lugar, de conocimiento de la lengua vehicular, el castellano. Aproximadamente un tercio de los alrededor de 260 niños y adolescentes foráneos que la Ciudad mantiene bajo su tutela o acogida en el Centro de ‘La Esperanza’ no están adscritos a ningún recurso formativo o educativo.

El programa de inmersión lingüística en castellano que la Administración autonómica sostiene a través de un convenio con Digmun (el presupuesto se eleva a 105.000 euros este año) atiende a unos noventa jóvenes actualmente y su capacidad está “agotada” con los recursos disponibles.

Por otro lado, cuatro MENA están escolarizados en aulas ordinarias de Primaria y veintiuno, en clases de Secundaria Obligatoria repartidas por los distintos institutos de la ciudad. Diez jóvenes acuden a un programa de Formación Profesional Básica de carpintería de la Ciudad y nueve más, al taller de joyería de la Fundación Chocrón. En proyectos de Elín y Cardijn reciben formación otros treinta menores extranjeros solos, dos están en un programa de Cruz Blanca y el SEPES de limpieza y uno más acude a una iniciativa de Música Moderna en la Casa de la Juventud.

Para los cerca de cien restantes el director provincial de Educación, Javier Martínez, ha recetado “inclusión” como principio fundamental y ha pedido apoyo a la Ciudad Autónoma para poner en marcha Aulas Temporales de Inmersión Lingüística en español que cuanto menos proporcionen a los jóvenes foráneos unos conocimientos mínimos de la lengua vehicular y que permitan su inserción en las aulas ordinarias.

Los espacios que se están barajando para poner en marcha este proyecto son el antiguo Hospital de la Cruz Roja o las dependencias rehabilitadas por Forja XXI en la Rampa de Abastos. El programa precisa también de recursos humanos docentes, para lo que se ha explorado tanto el personal del Convenio MEFP-Ciudad, que acaba de renovar el Consejo de Gobierno con una aportación local de más de dos millones de euros pero que siempre ha rehusado involucrarse en este tipo de iniciativas, y el de los Planes de Empleo.

Entre las dudas por resolver también está si los estudiantes podrían o no recibir algún tipo de certificación de la formación recibida al final de la misma y la cuestión del transporte desde Hadu hasta los dos inmuebles reseñados, ubicados en las inmediaciones de la Plaza de Maestranza, en el otro extremo de la ciudad.