Una rave en el patio pasadas las doce del mediodía hacía presagiar una jornada de alto voltaje festivo en el IES Clara Campoamor, en honor precisamente a la mujer que da nombre al centro. Se "contoneaban" -como diría una conocida figura del periodismo deportivo ceutí- alumnos con alumnos y con profesores y con lo que se acercara. Era una fiesta en toda regla que después pasaría a las aulas con talleres variados, de comer, a coser, a moverse y tocar percusión: "Hoy no pira nadie", subrayaban.

A pocos metros de la entrada del centro los alumnos del módulo de pincha discos ponían el ritmo, mientras movían el esqueleto jóvenes y no tan jóvenes. Uno de los profesores con americana azul y rosa a cuadros lo daba todo también, al igual que las maestras. Toco el timbre y subieron hacia las aulas. Al de la chaqueta formal le preguntaba un alumno: "¿Y tú de qué vas disfrazado?".

Y es que, claro, cada uno iba vestido para su taller. Arriba del todo, en el de costura, la mayoría iban de agente de paisano. Fuera, para hacer bueno el dicho de coser un huevo y freír un alfiler, el cuadro titulado 'La vieja friendo huevos' presidía la pared de un pasillo en el que se seguían en hilera sucesivas pinturas conocidas: "Esta es la aportación de los alumnos de artes. Cada grupo ha hecho su taller, unos más relacionados con sus asignaturas y otros menos", puntualizaba el responsable de actividades extraescolares del centro, José Grueso.

Unos metros más adelante, en el mismo pasillo de la parte superior del centro, el mismísimo 'Cesar' de Hadú presidía junto a su concubina un desayuno romano. Sentados, alumnos y profesores, eran servidos de jarras antes de devorar las viandas. Alguno se levantaba faltando al protocolo y acababan por ofrecerles latigazos: "Estos plebeyos no tienen modales", comentaba el profesor vestido a la moda de Imperio Romano del siglo primero. A quién no le iba a gustar.

Mucho más abajo, en el de menor cota de altitud de todos los pisos del instituto, chicos y chicas sacaban músculo en el taller organizado por los alumnos de los grados de actividad física. Jugaban también al fondo del polideportivo al balón-volea con el esférico más improbable, hecho de imaginación, globos y mucho adhesivo.

Se entrenaban justo fuera de la instalación en el arte urbano otros jóvenes, que manejaban con destreza el espray de grafitti y las brochas, para componer una bonita ola en tonos azules y blancos. Arriba, en uno de los salientes de la planta donde ya se había disuelto la rave, los más musicales tocaban la percusión y en el aula de ciencias, analizaban sangre, para mareo de algunos, desbordados por la aprensión y la intensidad del festejo, en honor de "lo, lo, lo" Clara Campoamor.