Un Hidalgo para mandar a los Ingenieros
Por la izquierda, Marcos Llago Navarro y Francisco Cañete Hidalgo, pasando revista a la tropa. /A.I.
Por la izquierda, Marcos Llago Navarro y Francisco Cañete Hidalgo, pasando revista a la tropa. /A.I.
Francisco Cañete tomó posesión como nuevo mando del RING-7 en un acto en el Acuartelamiento del Jaral, donde destacó la antigüedad y reconocimiento del regimiento

En un lugar del norte de África, cuyo nombre empieza por “ceu” y acaba en “ta”, un Hidalgo tomó el mando del Regimiento de Ingenieros número 7 (RING-7). Se trata de Francisco Cañete Hidalgo, natural de Málaga, que desde este jueves lidera la unidad.

Cogió el testigo de Juan Fernando Linares, que ascenderá a coronel en los próximos días, en un acto solemne de costumbre en el amplio patio del acuartelamiento del Jaral, destacando allí en su alocución el factor “extrapeninsular” y la importancia del “apoyo logístico”.

Cañete Hidalgo fue el protagonista indiscutible de una jornada largamente anticipada y con minuciosa preparación que empezaba por el control de entrada de la instalación militar.

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Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I. 

Allí, ajenos a los preparativos en el patio, se preguntaban los soldados si preferían “breua o empanadilla para comer”. El que decía preferir breua observaba atento un vehículo marca ‘Porsche’ aparcado a la entrada. “Tengo que cambiarme de oficio”, bromeaba.

Ya en el interior una placa bajo el lema “Real Cuerpo de Zapadores Minadores” advertía de la realidad de la unidad, descartando ensoñaciones. Abajo, a pocos metros de donde ocurriría la acción, en la zona habilitada para el aparcamiento de autoridades, unos contenedores de barco pintados en rojigualda ponían en situación de lugar al visitante.

El acto empezó con puntualidad militar. Es decir, unos quince minutos antes de lo establecido. Había ganas de formar y tocar la corneta, de ver al comandante general, Marcos Llago Navarro y de darle el mando a Cañete Hidalgo antes de que la hora del vermú se esfumara dando paso a la comida.

Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I.
Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I.

De hecho, los primeros compases de la jornada programada pillaron al público sentándose. En las butacas, destacaba un pintalabios rojos entre el resto de señoras asistentes, que optaron por tonos más apagados.

Los abrigos tres cuartos eran constante, muchos con pelo en el cuello. La sorpresa fueron un par de looks en gama limón, incluso con bolso de tejido técnico a juego. Entre los hombres, uno de melena blanca, traje negro y bastón, ponía el contrapunto al verde militar.

Perfectamente uniformados y armados con metralletas indicaron los efectivos en formación que no había ninguna novedad en la escuadra. Entonces la autoridad presente en ese momento, Juan Francisco Gil, teniente coronel jefe del batallón de Zapadores, les ordenó descansar.

Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I.
Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I.

Se quedaron tranquilos por un momento, ante la mirada de todos, los Gastadores, la Banda de Guerra, la Unidad de Música, los citados Zapadores, la Plana Mayor de Bando, la Compañía de la Plana Mayor y la de Apoyo.

Duró poco el impás. Pronto, en manos de un militar, saldría el estandarte del Regimiento. Presentaron armas a su salida, lanzando seguidamente un viva España que se fundió con la interpretación del himno nacional.

Según la música acabó, un hombre de uniforme militar apareció corriendo por la cuesta más occidental de todas las que llevan a la salida del acuartelamiento. Fue el paje de los que vendrían detrás. Llago Navarro junto a otros cinco acompañantes descendió por el mismo lugar, deteniéndose el comandante general sobre una peana que incorporaba el morado sobre la bandera de España.

Un par de acordes a corneta sonaron de repente y dos hombres con pantalones acampanados acercaron el bastón de mando a la posición del líder de la Comandancia General de Ceuta, indicándole que la tropa estaba lista para revista: "Revistémosla mi general", respondió Llago Navarro, protocolario.

Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I.
Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I.

Emprendieron paso entonces hacia los soldados formados a lo largo del patio. Les acompañaba música de acción alegre, con ritmo, que facilitó un rápido proceso de revista: "Permiso para iniciar los actos", se escuchó.

El Comandante General, traje planchado, guantes negros, subió a la posición central en altura para dirigirse a las fuerzas. Destacó desde allí algo que luego repetiría el nuevo mando, Cañete Hidalgo: "El Regimiento de Ingenieros número 7 es el más antiguo y condecorado del Ejército Español". No podían sus integrantes ocultar el orgullo al escuchar tan agradables palabras.

Pasó entonces Llago Navarro a exclamar que "por orden de su majestad el rey (todos se tocaron la frente al instante), se reconoce a Francisco Cañete Hidalgo como Jefe del Regimiento, debiendo obedecerle en todo cuanto mandare respecto al servicio. Viva España (resonó en todo el patio)".

"Ante todo quiero manifestar mi agradecimiento por ha sido designado Jefe del Regimiento de Ingenieros n° 7, Regimiento de Ingenieros más antiguo y condecorado del Ejército español. La responsabilidad y honor que ello supone me llena de enorme satisfacción y orgullo, así como colma un deseo arraigado desde que serví como joven Comandante en esta Unidad", proclamó Cañete Hidalgo, nada más coger el mando.

Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I.
Un momento de la toma de mando de Francisco Cañete Hidalgo, en el Acuartelamiento del Jaral. /A.I.

De un lado del patio observaban sus subordinados. Del otro, el bendito público, incluido un párroco. Y allí, entre ambos fondos, él, que pasó por Afganistán, Bosnia Herzegovina o el Líbano entre otros destinos, formado ampliamente en logística y vías de comunicación, asumió el reto de mandar a los Ingenieros: "Soy consciente de la importancia del apoyo logístico a una Unidad de Ingenieros extra peninsular y el desafío que conlleva su planeamiento para acometer nuestras misiones y cometidos en tiempo y forma, así como la recepción y empleo de nuevos materiales y equipos", aseveró.

El paso del cetro se hizo efectivo, pero quedaba la despedida de Linares, virtualmente coronel, que recicló su compromiso con la nación besando la bandera de España antes de despedir el estandarte y que desfilaran las unidades.

Con todo hecho, se despidieron los presentes destino a un aperitivo. Un tractor táctico (por sus singulares añadidos militares) de color oscuro pasó hacia el aparcamiento. Allí seguía el contenedor de barco rojigualda, que deja a las claras donde se encuentra el Real Cuerpo de Zapadores Minadores, uno de los que ahora manda Francisco Cañete Hidalgo.

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