La multiculturalidad en la empresa, esa difícil convivencia


La multiculturalidad en la empresa, esa difícil convivencia

- En la Construcción los días festivos se multiplican

- Las empresas hebreas imponen sus festividades

- La flexibilidad es clave para respetar las diferencias

El reclamo del crisol de culturas cuando llega al mundo de la empresa se convierte en una de esas particularidades y especificidades de la economía ceutí a las que tanto aluden los mandatarios políticos para reclamar tratos de favor para la ciudad autónoma. Una especificidad más de la economía ceutí que si no se tiene cintura puede pasar factura en la productividad y en la cuenta de resultados. La empresa multicultural tiene más complicado cuadrar vacaciones, festivos y descansos.

No todas las comunidades que conviven en Ceuta trabajan igual ni entienden sus festividades del mismo modo. Al final el respeto a la diversidad cultural en Ceuta en el mundo de la empresa se logra con mucha cintura y flexibilidad y un diálogo fluido entre empleador y empleados. Al menos, así lo entienden la mayoría de voces consultadas por ceutaldia.com. Pero no todo es oro lo que se funde en ese crisol.

Mohamed Mohamed Ahmed, de Construcción Karroch Junior tiene unos 20 trabajadores en su empresa, casi todos musulmanes, pero no todos: “Esta gente celebran todo. Vienen las Navidades y cogen los días que les pertenecen y llegan las fiestas musulmanas y se cogen días. Vas sumando y al final te salen 40 días festivos al año, más las vacaciones a parte. De noviembre para acá de 40 días laborales habrán trabajado 20. Un desastre y más como está el tema ahora mismo”, explica este empresario musulmán.

Y es que al día festivo de turno se suele sumar en función del día de la semana en el que caiga, otros días más que se añaden a la fiesta. Los puentes son cosa de todas las culturas. Mohamed Mohamed no ve una solución fácil, no cree que sea posible hoy por hoy darle fiesta a sus trabajadores musulmanes durante sus festividades y tratar de que compensen esos días perdidos trabajando en los días festivos oficiales.

Cuando haya Navidad te compenso, no trabajas en la Pascua Musulmana, pero en Navidad tienes que trabajar... No lo veo ¿cómo hacerlo? No sé. Lo veo muy complicado”, resume el dueño de Construcción Karroch.

Y el caso de la empresa de Mohamed Mohamed no es una excepción. Se dan más días de los que corresponden para mantener unas buenas relaciones laborales, para ser comprensivos y facilitadores de la convivencia entre culturas tan distintas como las que coexisten aquí, en Ceuta.

El presidente de la Confederación de Empresarios, Rafael Montero, corrobora la experiencia de Construcción Karroch y la extiende a más sectores que el de la construcción y a más empresas: “Eso ocurre. Es una realidad. Cogen todas las fiestas”, asevera Montero. “En nuestros trabajos tenemos personas de tres culturas: hindúes, cristianos y musulmanes. Lo vamos llevando como mejor sabemos, respetando los puntos de vista de cada uno. Intentando por todos los medios ajustar los trabajos a cada cultura”, relata el empresario y presidente de la Comunidad hindú de Ceuta, Ramesh Chandiramani.

Su experiencia es la misma que la de Construcciones Karroch. “Los musulmanes han tenido un día de fiesta por la pascua del sacrificio, que era festivo este año, algunas personas de nuestra empresa nos han pedido un par de días además del festivo oficial, es como si dijéramos la Fiesta de la Navidad, que en realidad son dos o tres días”, explica Chandirani.

“Hay flexibilidad. El empresario ayuda a los trabajadores”, asegura Rafael Montero, que apostilla: “el jefe o el encargado que lo permita, muy bien; y el que no quiera, que no lo permita”. La situación que se vive con la fiesta del sacrificio se repite con el final de Ramadán. “¿Conflicto? ninguno por eso”, señala Rafael Montero.

“Al revés es facilitar a esos trabajadores de otras religiones que tengan sus festividades y sus días, todos los años ocurre con el mes de Ramadán. Se adaptan las empresas. En mi caso, por ejemplo, los trabajadores hacen una jornada continua, aunque mi horario laboral sea de jornada partida, de apertura al público”, insiste Montero.

Después, en este caso, y en muchos otros se recuperan las horas perdidas. Y es que en realidad todo esto no está legislado, ni regulado de ningún modo. A lo sumo “lo único que hay, es que en algunos convenios se logró meter, que los musulmanes que quieran puedan disfrutar sus fiestas trasladando el día de descanso, nunca significando reducción de jornada o días laborables”, señala el secretario general de Comisiones Obreras, Juan Luis Aróstegui.

Todo esto ¿puede repercutir en la productividad como apuntaba al principio Mohamed Mohamed? “No en exceso si se lleva bien. El trabajador acaba recuperando las horas. No se resiente tanto la empresa”, asegura Rafael Montero. “El diálogo es clave para solventar estas situaciones, el empresario es flexible y el propio trabajador también. En el caso del Ramadán, por ejemplo, entienden que no tiene que tener más beneficio que otros por ser de una determinada religión”, recuerda Montero. El presidente de la patronal subraya además que todo esto “se ha ido dando de una forma muy lógica y muy natural. Es algo que todos hemos ido entendiendo, quizás porque desde chico mamas el Ramadán, o eres consciente del Yom Kippur o del Diwali.

No se ve algo tan chocante. Es más sencillo”, observa Rafael Montero. Hindúes El ejemplo más común es el de las festividades musulmanas, quizás por ser una de las dos culturas mayoritarias de la ciudad, pero los musulmanes no son los únicos que trastornan la organización de los recursos humanos en las empresas por sus fiestas. Los hindúes y los hebreos también llevan su particular convivencia con el calendario laboral oficial, de marcado carácter cristiano, como pueden. “El trabajador hindú prefiere trabajar tres años seguidos y luego coger tres meses de vacaciones seguidas para irse a la India y aprovechar el viaje, ya que no le merece la pena irse para quince días”, subraya Ramesh Chandiramani.

Hebreos

Muchos negocios de empresarios hebreos cierran los sábados y abren los domingos o simplemente cierran los sábados. “No trabajaras el sábado ni tú, ni tu familia, ni tus sirvientes, ni tus animales”, dice citando las escrituras, el vicepresidente de la Comunidad Hebrea de Ceuta, Jacob Hachuel. Lo que quiere decir que “el sábado descansas tú y todos los que dependan de ti”, continúa Hachuel. En ese mandamiento estaría la explicación a ese cierre.

El ejemplo de Supersport es quizás el más conocido, pero no el único. “Hay muchas, casi todas las tiendas que son propiedad de judíos cierran el sábado. Porque son muy observantes. Incluso a veces ha coincidido que el día 5 e enero es sábado y han abierto, pero a partir de la caída del Sol, a partir de las seis de la tarde o así”, explica Hachuel.

Y la organización en esas empresas en lo tocante a la festividad religiosa va más allá de cerrar los sábados. Muchas “tienen un acuerdo con los empleados. La mitad de sus vacaciones las decide el empleado y la otra mitad se las da la empresa y así cierran las pascuas judías”, explica Hachuel. Es otro método para no perder productividad en lugar de tener después que recuperar las horas. Los empleados de estas empresas, profesen la religión que profesen descansan por ejemplo en el Yom Kippur. La empresa obliga. De ese modo se respeta además el calendario laboral oficial.

Aquí una vez más impera el diálogo y el acuerdo entre trabajador y empresa más que la legislación o la regulación. “Legal no es, evidentemente, pero lo que pasa es que se acuerda entre ellos y los trabajadores no lo suelen denunciar. Son casos tan excepcionales que no crean problemas”, apunta el secretario general de Comisiones Obreras, Juan Luis Aróstegui. “No esta legislado”, reconoce Hachuel. “Ha habido buena voluntad por todas las partes”, concluye.

No todos los judíos residentes en Ceuta tienen tienda o negocio propio. Muchos son empleados por cuenta ajena o funcionarios. “Los que trabajamos a turnos, mañana, tarde, noche y festivos, siempre nos podemos poner de acuerdo con nuestros compañeros. Yo te hago la Navidad y otro me hace a mí las pascuas mías, vamos cambiando turnos. Los que trabajan a turno fijo siempre tienen más problemas si son muy religiosos, por ejemplo a lo mejor les toca trabajar un sábado por la mañana y tienen que hacerlo. En una oficina no puedes decir no vengo el sábado y sí el domingo, porque no hay nadie ni se atiende al público”, explica Hachuel.

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