MARCHA DE LA DIGNIDAD

Podemos señala al “racismo institucional” en sus jornadas de concienciación en Derechos Humanos

Podemos señala al “racismo institucional” en sus jornadas de concienciación en Derechos Humanos
isabel franco podemos ene22
Mbayé, Soliman, Franco y Liberato de izquierda a derecha este viernes en el Morro.
La formación organiza una charla con la diputada nacional, Isabel Franco, el diputado autonómico por Madrid Serigne Mbayé, Marina Liberato y Tarik Ahmed

Para Podemos el racismo va más allá de una actitud personal o colectiva, está en las leyes, institucionalizado. Así lo han puesto de manifiesto este viernes tanto su diputada en el Congreso, Isabel Franco, como su diputado en la Asamblea de Madrid, Serigne Mbayé, senegalés, cuyo relato personal ha puesto la guinda a las jornada de Concienciación en Derechos Humanos que la formación ha organizado este viernes, en la víspera de la Marcha por la Dignidad que recorrerá mañana la ciudad para recordar la tragedia del 6 de febrero de 2014 en el Tarajal.

Franco lo tiene claro: “Nuestra Ley de Extranjería es absolutamente injusta”. Ha defendido algunos avances conseguidos en la reforma del reglamento de Extranjería por su formación, pero su tono ha sido claro al dar a entender que faltan muchas por hacer. “Hay racismo institucional y social”, ha afirmado tajante.

Y ha puesto dos ejemplos para evidenciarlo. Un menor extranjero que está bajo la tutela de la Administración, para poder regularizar su situación en el país al cumplir los 18 años tiene que poder justificar unos ingresos de 2.500 euros. Un obstáculo absolutamente insalvable no ya para un extranjero sino para buena parte de la clase trabajadora del país.

Pero a ese requisito se suma otra traba más. Si cualquier español se puede emancipar a los 16 años, firmar un contrato de trabajo (lo han de firmar los padres, ese fue el caso de Franco con 17 años) o firmar un contrato de alquiler, un menor extranjero tutelado por las administraciones no puede trabajar ni emanciparse.

Franco ha reconocido que se le “revuelven las tripas” cuando desde supuestos discursos progresistas se alude al manido “necesitamos la inmigración, porque necesitamos mano de obra. Hay que huir de abordar la cuestión desde el punto de vista economicista, para a mí el único punto de vista es el humano: Nadie es distinto a nadie. Los Derechos Humanos son los mismos”.

Y esa realidad, ya dura de por sí, la ha salpicado con los bulos que hicieron correr desde el PP y VOX y algunos medios de comunicación en la última crisis migratoria vivida en Canarias o lo que ella conoce bien de primera mano pasa en Huelva en el sector de la fresa que mueve 500 millones de euros al año. Y ahí ha relatado como algunos, “por suerte son una minoría”, empresarios del sector obligan a pagar a los migrantes que tienen como mano de obra y que están haciendo un trabajo a cambio de darles estabilidad durante 3 años para facilitar después su acceso a papeles.

“Lo que no es un bulo es que los índices de pobreza en la población migrante doblan a la del resto”, ha apostillado Franco, para terminar exhortando a la veintena de asistentes al acto a defender la imagen de la ciudad cuando se quiera manchar con cuestiones de este tipo: “Si algo es Ceuta, es digna”, ha afirmado con orgullo.

Serigne Mbayé, hoy diputado por Podemos en la Asamblea de Madrid ha repasado sus vivencias. Como era pescador feliz de pulpos en su Senegal natal y cómo la llegada de pesca de barcos extranjeros comenzó a torcer las cosas, a generar violencia y enfrentamientos por la escasez de pesca de un día para otro y como un día “que vi como a un chaval del barrio le pegaban un tiro delante de todos y no pasó nada”, decidió irse.

Tomó la ruta marítima. No pagó. Al menos no en dinero, puso sus servicios y saber en la mar al servicio de una patera atestada. Al llegar se encontró con el racismo y con el sueño roto de tener trabajo al día siguiente. “La Ley de Extranjería es la Ley más racista que hay”, ha afirmado.

“Una mera falta administrativa te quita derecho a todo. Algo que para un nativo es una multa para un extranjero es la expulsión”, ha relatado.

Luego ha denunciado que se le permite a un migrante estar tres años en el país, pero no trabajar. “Eso es la base para delinquir”, ha señalado ante la evidencia de que si no puedes trabajar y te tienes que buscar la vida para comer y pagar el alquiler empiezan los problemas.

El se hizo mantero. En su primer día vendiendo acabó en el calabozo y recibió un trato que siguió igual incluso cuando era empresario y tenía su propio restaurante. “Sales del metro y la policía a quien le pide los papeles es a ti, porque soy negro. Vas a un acto a una plaza, la cierra la policía y salen todos los nativos y todos los extranjeros estamos contra la pared. Incluso una vez me paró la Policía cuando yo iba a trabajar a mi restaurante y escuché por la radio 'tenemos al sospechoso', al ¿sospechoso de qué? ¿Que es esto? Siempre el extranjero, chino, negro, latino, musulmán va a ser el sospechoso”, ha señalado.

Luego ha reivindicado su papel, el de la migración, contra el bulo de que vienen a quitar el trabajo de los de aquí. “Hacemos los trabajos que no quiere hacer nadie”. Ante esa situación de permanente señalamiento como sospechoso que le hacía sentir como un criminal fue cuando decidió empezar a crear tejido asociativo con otros migrantes, algo que de primeras no mejoró las cosas porque el hacerse fuertes colectivamente y empezar a cuidarse mutuamente desató cierta persecución.

La activista Marina Liberato quizás es quien antes que ellos dos ha apuntado algo fundamental, “no vale de nada demonizar a la extrema derecha, sólo sirve para hacerles de altavoz, hay que contar lo que no se cuenta, que los menores, al menos los que yo he tratado y conocido, cuando se les trata como personas lo que quieren es sentirse respetados como humanos, estudiar y trabajar”.

Y así ha relatado el esfuerzo de los chicos que acoge, algunos con lesiones oculares desde su país o la espalda con latigazos marcados por una violencia de la que ya siendo menores salieron huyendo. Y al llegar no han dejado de esforzarse para tratar de tener un futuro, estudiando o trabajando, a pesar d ella pegas burocráticas o de que en ellos un simple error, como explicó Mbayé, puede ser una losa imposible de levantar, cuando en general, todos cometemos errores.

podemos ddhh ene22

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