VOLUNTARIADO

Protección Civil se planta: “Este año no vamos a ir a la OPE”

Protección Civil se planta: “Este año no vamos a ir a la OPE”

La asociación de voluntarios, que lleva computadas casi medio millar de horas de trabajo en el último año, reivindica su labor en plena ampliación de plantilla mientras se prepara para un buzoneo informativo de cara a posibles accidentes industriales en Ceuta


¿Y si Protección Civil dijese ‘basta’? No hay evento de gran envergadura en el que no participen sus miembros: Navidades, fines de semana, festivos... sacrifican su tiempo libre y vida familiar y social con la convicción de convertir su ciudad en un lugar más seguro. En el caso de la agrupación de Ceuta llevan computadas tan solo en el último año casi medio millar de horas de trabajo y más de ochenta intervenciones por las que no perciben salario alguno. Sin embargo, todavía hay momentos en los que se ven y sienten infravalorados.

El último desplante aún está fresco. A principios de semana la Delegación del Gobierno entregaba la Medalla al Mérito de la Protección Civil a tres mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por su intervención en la Operación Paso del Estrecho. Un dispositivo en el que, una vez más, habían participado como apoyo sin recibir “ni una palmadita en la espalda por ello”.

“No decimos que no se lo merezcan, ni mucho menos, eso no lo vamos a criticar”, aclara José Antonio Méndez desde la base del cuerpo en el polígono Virgen de África. Su desencanto no va por ahí. Comparte esa sensación de menosprecio Juan Moreno, presidente de la asociación de voluntarios.

A pesar de la decepción y de que bien podrían estar disfrutando de la tarde del viernes en cualquier terraza se preparan para comenzar con un buzoneo informativo. Han llegado nuevos voluntarios, nueve personas solícitas y capacitadas que en muchos casos hacen malabares para compaginar las formaciones y actuaciones junto a Protección Civil con sus responsabilidades profesionales.

Uno de ellos es Mohamed Achamrouan, un joven trabajador de treinta años que se refiere al cuerpo como una “familia” por la que “siempre” ha sentido afinidad. Para estar ahí, admite, “hay que estudiar y poner ganas”, las formaciones no son sencillas, pero disfruta de los ratos junto a sus compañeros, que ya suman casi cuarenta. “Me gusta ayudar y dar apoyo”, resume resuelto.

“No todo el mundo vale, porque no todo el mundo puede hacer de todo”, explica el coordinador de los operativos. En más de tres décadas ha visto de todo y tiene claro que hay ciertos “valores” y “aptitudes” inherentes a un buen voluntario, como son la empatía o la persistencia. Cosas que “se tienen o no se tienen”. Ellos llevan el cuidado en la sangre.

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Llueve sobre mojado cuando hablan sobre cómo, a pesar de su entrega, todavía parece que hay quien les mira dentro de ciertas instituciones “por encima del hombro”. Militares, guardias, policías nacionales y locales y voluntarios de Cruz Roja recibieron la condecoración a título colectivo el pasado año por la “ejemplar” labor durante la crisis migratoria de mayo de 2021. Entonces la elección recayó sobre la ex delegada, Salvadora Mateos. Sin embargo, al ‘olvido’ de este año ya no le encuentran explicación.

“Este año no vamos a ir a la OPE, lo tenemos clarísimo”, protestan Méndez y Moreno. No les costaría demasiado retractarse y finalmente prestar sus servicios -tal y como han hecho ya en múltiples ocasiones por el bien de la ciudadanía- si por ejemplo la Ciudad así se lo pidiese.

“Los guardias civiles no son ‘gorrillas’, pero nosotros tampoco, y allí estuvimos los fines de semana de julio y agosto con un calor insoportable desviando el tráfico para el embolsamiento”, recuerda Méndez, quien no tiene problema en admitir que está “molesto” con el “olvido” de Delegación. “Estamos dolidos”, afirma sin reparos.

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El amor de una ciudad

Todavía hay quien no se cree que no cobren por su labor, pero así es. A veces, incluso, ponen de su bolsillo, cuentan con la boca pequeña. Al final, su “satisfacción” no es otra que la del trabajo bien hecho y el reconocimiento de las autoridades y la sociedad civil. Y si bien el segundo “dio un giro de 180 grados tras la pandemia”, cuando comenzaron a verles como “algo más que el gilipollas que no me deja pasar con el coche porque hay una carrera”.

De la época del confinamiento recuerdan el cariño con el que les recibían los pequeños cuando acudían, tras una jornada completa, a cantarles el cumpleaños feliz como parte de la ‘Patrulla Canina’. Fue tal la alegría que supieron transmitir que tuvieron que frenar las visitas ante el aluvión de peticiones de cánticos, que terminaron por extenderse a otros colectivos, como el de los mayores. El traslado de vacunas todavía corre a su cargo.

Lo cierto es que piden poco y dan mucho. Todavía ni siquiera cuentan con una sala propia para dar formaciones o un vestuario en el que cambiarse al final de la jornada. En más de diez años uno de los “manitas” de la asociación se encargó de dar a su base una pequeña oficina y un par de techados para los coches.

En un futuro esa techumbre se convertirá en el suelo de unas dependencias que les permitirán reunirse, dar talleres e incluso asearse allí. Pero “poco a poco”. No se ponen plazo. “La Ciudad nunca nos ha recortado el dinero, al contrario”, afirman agradecidos del apoyo del Ejecutivo. De su trato no tienen queja, “al contrario”.

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Ceuta, “punto de alto riesgo”

Mientras esperan por sus nuevas dependencias el trabajo no cesa. El sol cae en el polígono y con la cuadrilla preparada se disponen a efectuar la primera jornada de buzoneo en la que repartirán trípticos sobre cómo actuar ante una emergencia industrial.

La presencia de Atlas, empresa destinada al almacenamiento y distribución de combustibles y lubricantes, así como de gas butano y propano, convierte a la ciudad en “un punto de alto riesgo”. “Si hubiera una explosión Ceuta desaparece”, afirma Moreno sobre la importancia de mantener a la población informada al respecto.

En caso de producirse un accidente industrial, detallan, serán las cadenas de televisión y radio las que den el aviso. Podría incluso utilizarse la megafonía.

Las recomendaciones recopiladas por Protección Civil incluyen el cierre de puertas y ventanas, la desconexión del interruptor del gas y la electricidad o la prohibición de utilizar teléfonos tanto dentro como fuera de los edificios, a los que pide se acuda en caso de encontrarse en plena calle.

Ellos están preparados para lo que pueda suceder, su preocupación es que el resto de los caballas también.

 

 

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