El corresponsal de El Faro fue ampliamente interrogado, entre otras cosas acerca de asuntos internos del medio marroquí en el que trabaja y sobre su colaboración con medios de comunicación españoles. Se incautaron de su carné de prensa y su cámara fotográfica. El periodista ha tenido que acudir varias veces al tribunal para recuperar el material, llegando incluso a ofrecer al fiscal real borrar las fotos, pero las autoridades se han quedado con la cámara, para “analizarla”.
Reporteros sin fronteras denuncia que "los periodistas que trabajan para medios de comunicación independientes tienen que enfrentarse con frecuencia a los obstáculos que les ponen los servicios de inteligencia marroquíes. Las autoridades tienen dos actitudes con respecto a la prensa. Aplaudimos los esfuerzos por liberalizar el audiovisual, y los fondos que el Estado dedica a ayudar a la prensa escrita, pero todavía hace falta que los periodistas puedan efectuar su trabajo sin chocar frecuentemente con un miembro de los servicios de Policía o de Inteligencia”.