ANÁLISIS CASTRENSE

La vida del soldado raso: Sueldo raspado, piso compartido con compañeros y desempleo tempranero

La vida del soldado raso: Sueldo raspado, piso compartido con compañeros y desempleo tempranero
soldado militar maniobra 3
Un soldado en unas maniobras.
La Asociación de Marinería y Tropa (ATME) hace un análisis de las condiciones laborales y vitales del escalón más bajo del ejército, en el que denuncian condiciones injustas

Cobran un sueldo neto de "1.134 euros netos mensuales" -a esto hay que sumar unos 500 más de complemento de insularidad, en Ceuta-; dadas las condiciones del mercado de vivienda en la ciudad, se ven obligados a compartir piso "entre tres o cuatro" y, de no promocionar, se encuentran desempleados a los 45 años, "con muy pocas opciones de acceder al mercado laboral". Ese es, en síntesis, el análisis de la situación profesional y vital de los soldados rasos del ejército que hace para este medio la Asociación de Tropa y Marinería (ATME).

Su presidente, Marco Antonio Gómez, empieza la radiografía por las retribuciones, que vienen pidiendo se incrementen desde hace un largo tiempo. Además del sueldo y el complemento por insularidad previamente mencionados, "los militares pueden acceder a unos otros pluses que reparten los jefes de las unidades".

Denuncia arbitrariedad a la hora de otorgarlos, ya que depende "exclusivamente de su criterio, sin que nadie lo fiscalice". "Les dan un dinero que dividen como quieren, por lo tanto siempre va a los soldados que no dan problemas y están callados", advierte, indicando que la cuantía máxima puede rondar "los trescientos euros".

Otro asunto problemático para la tropa, que ha derivado en juicios ganados por los soldados, es la reducción de jornada: "Si pides hacer una hora menos, no solo te quitan la parte proporcional, sino también el complemento de insularidad. Así nadie lo hace y la conciliación familiar se esfuma", recalca Gómez.

La vivienda en Ceuta

Con las ganancias justas y en muchos casos lejos de casa, los militares "viven a veces un tiempo corto en las instalaciones del Ejército, pero se ven obligados a encontrar algo para compartir con tres o cuatro compañeros", subraya el presidente de ATME, que explica además que no se permite una larga estancia en los cuarteles. "A los suboficiales se les deja un máximo de tres años y a los soldados hasta seis, luego te echan, porque hay listas de espera. Por ejemplo en Madrid alcanza a unas cuatrocientas y pico personas".

"Una fábrica de parados de larga duración"

Si bien es cierto que los militares siempre tienen la opción de promocionar, con el objetivo de continuar más tiempo en activo, los que no lo hacen, por h o por b, se ven avocados a salir del Ejército con 45 años, cobrando una paga no contributiva en la que "quedan libres al mes unos 650 euros".

Además, cuentan con dos años de paro. "En ese tiempo no hay problema, pero Hacienda al tener dos pagadores se lleva lo suyo, lo mismo que si consigues otro empleo". Algo que, según Gómez no es nada fácil, dado que los títulos que se otorgan dentro de las Fuerzas Armadas, "no son homologables en el exterior": "Si eres cocinero, no te cogen ni de pinche", lamenta, añadiendo una funesta conclusión: "El ejército es una fábrica de parados de larga duración".

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