Nuevo año, nueva migración. Tras varios meses de absoluta quietud, la pardela cenicienta ha iniciado este fin de semana su acostumbrado viaje al Sur. El pretexto: huir del frío. Con las primeras luces del alba, miles de ejemplares ponían rumbo esta jornada dominical hacia las costas del continente africano para dar esquinazo a las bajas temperaturas tan propias del hemisferio norte durante el período invernal.

Dirás “¿y qué hay de especial?”. El hecho en cuestión, querido lector, resulta noticioso por un motivo: Ceuta es el mejor lugar del mundo para ver 'de cerca' a estos animales durante parte de su largo periplo. Así lo defienden los integrantes del grupo local de la Sociedad Española de Ornitología, cuyos miembros más veteranos tienen claro que la playa de la Potabilizadora constituye a tal efecto el más privilegiado de los enclaves de la geografía española.

El privilegio es tal que alrededor de una treintena de aficionados al mundo de las aves han vuelto a llenar hasta los topes la cala que hay justo debajo del Castillo del Desnarigado. El motivo era el mismo en todos los casos: presenciar in situ un acontecimiento que, por su sola singularidad, resulta de lo más atractivo. Lamentablemente, la cita no ha ido todo lo bien que se esperaba. El curso pasado, fue la niebla; este, la lejanía a la que, por algún motivo, los pájaros han decidido volar respecto de nuestro litoral.

A pesar de que el cielo estaba totalmente despejado, la distancia ha dificultado sobremanera la observación. Se veía poco, sí, pero algo se veía. Prismáticos en mano, los presentes centraban sus miradas en el mar desde bien temprano para regalar a sus ojos aquello que habían ido a ver (por nimio que fuera). Lo primero en aparecer era un grupo de delfines. No era lo deseado, pero, como suele decirse, menos da un piedra. Poco antes de las diez y media, se avistaban -por fin- las primeras pardelas; no más de una decena. Minutos después, desfilaba por el horizonte un grupo algo más numeroso. "Hay unas treinta", apuntaba uno de los curiosos.

La dificultad para observar a los animales con claridad se acentúa aún más por culpa de un obstáculo del todo insalvable: "El mar es su medio natural". "Nunca están en tierra, por eso es tan complicado verlas", explicaban desde el SEO. El de hoy no ha sido el mejor día para contemplar semejante espectáculo de la naturaleza, no cabe duda, mas, "en los días buenos, se pueden llegar a ver, incluso, a simple vista".

Según los expertos, "el mejor fin de semana será el de la Mochila". Entonces -si todo va bien-, se podrán ver alrededor de “1.200 pardelas cada hora". "Con suerte", la cifra total podría llegar a superar las 6.000 de una sola tacada (¡ahí es nada!). De cumplirse las previsiones de los ornitólogos, la estampa no dejará indiferente a nadie. Aquellos que tengan la dicha de ser testigos directos de tan icónico suceso podrán ver "un gran manto de pardelas volando al unísono". La propuesta, desde luego, es para tenerla mínimamente en consideración.