La empatía selectiva, el nuevo disfraz del racismo ante la inmigración


La empatía selectiva, el nuevo disfraz del racismo ante la inmigración

- María José Aguilar, catedrática de la UCLM y miembro de Podemos y Jurjo Torres, de la UDC, abren el VII Congreso del Instituto de Estudios Ceutíes sobre Inmigración e Interculturalidad

- Alerta de la llegada a las instituciones europeas del discurso de la ultraderecha del migrante como amenaza, el "enfoque securitario" y la preferencia del nacional

Mientras usted lee estas líneas, 200 millones de personas viven lejos de sus lugares de origen, 2,4 millones de ellos son españoles. Seres humanos anónimos - probablemente usted conozca a más de uno-, que abandonaron su casa en busca de oportunidades de una vida mejor, porque el ser humano, como cualquier otra especie animal, se desplaza única y exclusivamente por necesidad. “Las condiciones de unos y otros migrantes son muy diferentes, pero las motivaciones son las mismas”, concluye Manuel José López Ruiz, presidente del VII Congreso de Inmigración, Interculturalidad y Convivencia del Instituto de Estudios Ceutíes, en colaboración con la Ciudad y la Universidad de Granada, que este jueves comenzaba en el Campus Universitario

María José Aguilar, directora del Grupo de Investigación Interdisciplinar sobre Migraciones, Interculturalidad y Ciudadanía de la UCLM y ex candidata de Podemos, ha sido la encargada de abrir el congreso con la primera ponencia, junto a el también catedrático de la Universidad de Coruña, experto en pedagogía y multiculturalista y antirracista confeso y la eurodiputada de Izquierda Plural Paloma López Bermejo, que no logró llegar a tiempo al quedar atrapada en el atasco de la frontera procedente del aeropuerto de Tánger.

Fronteras invisibles

Aguilar centró su ponencia en las fronteras, pero no en las geopolíticas o administrativas que tan bien conocen los ceutíes, sino en las fronteras invisibles, las “fronteras morales”, las que separan a “nosotros” de “ellos” y que han logrado que aceptemos planteamientos que serían inmorales en nuestro espacio europeo. Una Europa, denuncia la catedrática de la UCLM, que pone en práctica la “tanatopolítica”, “las políticas de gestión de la muerte, las que no matan pero dejan morir”.

La paradoja europea

Para Aguilar, la Unión Europea es “un sistema que, mientras viola cruel y sistemáticamente los derechos humanos de determinados colectivos, habla de derechos humanos fundamentales”. Un doble discurso que se ha agudizado especialmente tras los atentados sucesivos en territorio europeo ante los cuáles las administraciones llaman a defender los valores de solidaridad sobre los que está construida la Unión Europea, ironiza Aguilar señalando la “profunda paradoja” entre el discurso oficial y la práctica.

“Construimos un espacio moral que es excluyente, del que dejamos fuera de los márgenes a personas que según esos principios morales debemos proteger”, lamenta poniéndole nombre al ingrediente clave del nuevo concepto de racismo: La empatía selectiva. Esto es, la capacidad para tolerar prácticas que serían intolerables en ese espacio moral. Unas políticas para las que “es necesaria la indiferencia de una mayoría social que mira para otro lado, y la indiferencia” advierte, “no es una patología individual o colectiva, es el mecanismo que permite levantar fronteras morales”. Un mecanismo que, acusa, nos hace cómplices.

Empatía selectiva

María José Aguilar tiene un ejemplo estremecedor para hacer entender este mecanismo de empatía selectiva: somos capaces de llorar por la muerte de Ailán en una lejana playa (y no era ni la primera ni la última foto de un niño ahogado tratando de alcanzar las costas europeas) pero no nos parecería tan horroroso si ocurre intentado saltar nuestras fronteras. Eso sí, por motivos de seguridad y porque la compasión es proporcional a la distancia.

Dos conceptos que nos han inculcado en la “Mediápolis”, ese mundo virtual formado por los grandes medios de comunicación en que nos informamos a través de la mirada del “racismo institucional” y el “discurso de las élites”, advierte Aguilar: “No te dicen lo que tienes que pensar pero sí en qué pensar, marcan la agenda y lo que se visibiliza y lo que se oculta”. Pero, ante lo que se visibiliza hay que vigilar también el “encuadre”

El discurso de la ultraderecha

El encuadre tienen dos enfoques principales, dependiendo de la distancia que nos separa del migrante. Por un lado está la “compasión sin compromiso”, habitual con el horror en la distancia,, es decir, los migrantes en Turquía, el muro de México, los trenes cargados de mexicanos rumbo a Estados Unidos…

Y por otro lado está el “enfoque securitario”, el usado cuando la distancia se acorta, basado en el discurso del miedo, del otro como amenaza y con otro concepto de peso: la “preferencia nacional”, primero los del país. Un discurso habitual de la ultraderecha, advierte María José Aguilar, que está ya entre nosotros, entre la derecha tradicional y en las instituciones europeas.

Un enfoque securitario que ha arraigado especialmente entre las administraciones en Ceuta tanto desde el Gobierno de la Ciudad como desde Delegación, que vienen alertando de la necesidad de “defender” el territorio nacional y de asegurar la “impermeabilidad” de la frontera ante el “asalto” de los inmigrantes.

Y es que, “el racismo contemporáneo justifica el desprecio, el rechazo, pero no apoyándose en el concepto de raza sino en el de amenaza”, resume María José Aguilar.

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