En la previa a la presentación de la nueva movilización de la Cumbre Social “contra el paro y la corrupción”, Caballas uno de los integrantes del movimiento social, obligó a retratarse al Gobierno del PP de Vivas. Así, Aróstegui defendió una moción de urgencia para que el Pleno de la Asamblea apoyara la movilización en contra de la corrupción y del paro. Como detrás del lema lo que se pone en cuestión es la política que está llevando a cabo el Ejecutivo de Rajoy, a los populares no les quedó otra salida que el voto en contra.

“Nosotros respaldamos sin rubor y de forma categórica todas y cada una de las medidas que el Gobierno está adoptando. También contra la corrupción”, defendió el portavoz del Ejecutivo Guillermo Martínez.

En la dialéctica dos discursos que plasman de forma perfecta los antagónicos puntos de vista de la oposición y del PP.

Aróstegui blandió la bandera de la “crisis social y moral” que en su opinión aconseja “un cambio drástico de políticas”. “Es desolador comprobar como un día tras otro las noticias de corrupción socavan la credibilidad del sistema”, afirmó.

“No pueden entender los jóvenes sin empleo, los pensionistas, los del salario congelado y rebajado como los políticos mientras todo esto pasa se reparten dinero en sobres. Todo lo que un día fue orgullo de la sociedad hoy se ha convertido de forma trágica en desmantelamiento ante la mirada atónita de los españoles”, defendió Aróstegui en contra de la austeridad que aplica con rigor y sin pudor el Gobierno al que acusó de “enrocarse” en lugar de “hacerse eco del malestar social”.

Aróstegui reclamó una respuesta clara contra la corrupción, “tolerancia cero” y un cambio en la política económica para potenciar el crecimiento y el empleo al tiempo que se restablezcan las barreras de protección social que se han ido resquebrajando. No escondió Aróstegui en su discurso al culpable según su visión, el PP, al que quiere plantearle con la movilización del próximo día 10 de marzo una “enmienda a la totalidad”. “Por eso queremos que el Pleno se pronuncie: No al paro y no a la corrupción”, remató en su primera intervención.

En la réplica, Martínez no sólo defendió los recortes aplicados desde Moncloa, sino que se congratuló por las felicitaciones recibidas en los últimos días desde el Fondo Montario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, al tiempo que cuestionó que una manifestación fuera a resolver algo. Argumentos que abrieron un nuevo frente dialéctico.

Martínez recordó que las medidas están encaminadas a lograr la recuperación económica y retomar la senda del crecimiento, “que nunca debió haber abandonado España”. Como la moción la defendió Caballas, Martínez no pudo tirar de la herencia lo que le obligó a defenderse sólo con argumentos económicos. Así puso en valor el cumplimiento del déficit y el saneamiento realizado al sector financiero, del que recordó su rescate no computa en ese dato del déficit al ser un crédito que han de devolver los propios bancos y no el Estado y por ende la ciudadanía.

Martínez se reafirmó con contundencia contra el paro y la corrupción. Y defendió sobre este último aspecto las medidas que se van a aprobar para combatirla así como la Ley de Transparencia que mejorará la vigilancia sobre las instituciones.

Y eso, medidas tomadas en el Gobierno y refrendadas por el Congreso, lo opuso como línea de acción contra el paro y la corrupción a las manifestaciones que recorrerán toda Europa el próximo día 10 de marzo.

Aróstegui le recogió el testigo. Comenzó por defender la utilidad de la movilización social con un ejemplo, la admisión, gracias a esa presión social, de la Iniciativa Legislativa Popular que promueve la Plataforma Contra los Desahucios y que pretende la dación en pago. Mientras Alí, a su lado, le recordaba fuera de micro al PP que ellos también se han movilizado por ejemplo contra el aborto o el matrimonio homosexual.

Aróstegui fue un poco más allá para recordarle a Rajoy que su primer deber es cumplir lo que ponía en el programa en alusión a su frase en la que dijo que no había cumplido su programa pero sí con su deber. Y defendió el de Caballas la necesidad de que los Gobiernos escuchen a la calle para reforzar la democracia. “Si no sabía lo que había que hubiera disuelto las Cortes y que entonces le hubiera explicado a la ciudadanía que iba a congelar los sueldos de los funcionarios, las pensiones, privatizar la sanidad, cerrar escuelas y despedir profesores y que les pidiera el voto con esos argumentos”, lanzó Aróstegui.

“Esa política sólo se puede contrarrestar manifestándose. Si usted cree que en democracia la voz del pueblo no tiene valor, difícilmente tiene un papel en esto”, le espetó Aróstegui a Martínez. Para acto seguido recordar el millón de personas que salieron a la calle el 23F en contra del golpe de Estado, las manifestaciones por la amnistía en 1977 o las que se han llevado a cabo contra ETA.

Aróstegui llegó incluso a afear a Martínez que se mostrara satisfecho por las felicitaciones del Fondo Montetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo o los empresarios. “¿Y los desahuciados, los pensionistas, los jóvenes sin empleo? ¡Todos estos no los felicitan!” exclamó Aróstegui. Así le recordó a Martínez que sus políticas están hechas para los poderosos y cargan en la espalda de la ciudadanía todos los sacrificios de forma injusta.

Para acto seguido pasar a hablar de la amnistía fiscal de la que entre otros se ha beneficiado el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas. Y poner esa medida como contra ejemplo de las medidas contra la corrupción que había mencionado Martínez con anterioridad. “He visto a Bárcenas temblando mientras esquiaba en Canadá”, ironizó Aróstegui.

Martínez replicó que las medidas no se aplican para complacer a los poderosos y las empresas si no para que puedan generar empleo. Aróstegui cerró su turno insistiendo en su argumentario y dejando claro que hay otras formas de salir de la crisis como han demostrado Estados Unidos y Reino Unido con políticas más intervencionistas. “Es mentira que la única solución sea la austeridad”, espetó Aróstegui, que circunscribió el problema a un problema de prioridades en el gasto. “No hay quien mantenga ese discurso. Ni su propio presidente que ya dice que algo hay que hacer en otro sentido”, cerró Aróstegui.