1. Era carismático. Puede decirse que ningún jugador de este deporte ha tenido tanto carisma como Severiano Ballesteros. Arnold Palmer fue quien más se acercó, pero es discutible que Palmer tuviese ese magnetismo animal intangible de Ballesteros que arrastraba a la gente. Seve era capaz de iluminar una habitación por el simple hecho de entrar en ella, o con solo desplegar su resplandeciente sonrisa.