La primera vez que me gritaron “asesina”, tenía un ramo de rosas rojas, estaba a punto de entrar en la plaza, el mercado central y el grito me dejó petrificada por dentro.

Era una primavera de mayo y andaba haciendo campaña por las locales o las autonómicas, mi partido estaba concentrado repartiendo rosas y programas y pidiendo el voto. Un hombre oscuro empezó a gritar en pleno centro” asesinos, que estáis a favor de las muertes, estáis vendiendo España” Empezó a insultar con palabras  fuertes y Alfonso, que andaba a mi lado fue a callarlo, le agarré del brazo porque tenía ira en la mirada y esa  furia que  a algunos hombres les  posee, agarrándolo del brazo le susurré  “No, es peor, no podemos liarla, es lo que quieren”.

Alicia Cordente, con todo el valor y la psicología del mundo se acercó a ese hombre para hacerlo razonar, él hombre seguía gritando mientras Alicia desplegaba toda la asertividad que había aprendido en su licenciatura para tranquilizarlo. El hombre seguía soltando insultos mientras Alfonso intentaba zafarse de mi brazo y yo no me movía. Suavemente lo apretaba para no dejarlo ir.

Después de más de quince minutos en tensión, en la Plaza de la Constitución, llenita de flores, papeleras y policías aparecieron los locales y les pidió  a ese hombre que se fuera, sin regañarle siquiera.

Yo recordaba el odio que destilaba sus palabras y el “asesina” me fue quemando por dentro.

Últimamente oigo muchos gritos de asesinos cuando se habla de la Ley del aborto, hoy se han concentrado en Madrid, pidiendole a Dios que perdone a Zapatero, gritando que todos hemos sido embriones y exigiendo el derecho a la vida.  Nos han llamado asesinos a los que queremos que la ley ande regulada y asesinas a las mujeres que creemos que tenemos derecho a decidir.

Me ha gustado la ministra Aído cuando ha dicho que durante el gobierno de Aznar se abortaba y mucho, y todo miraban para otro lado sin plantearse los derechos de los embriones ni la ética de la vida,

He hablado muchas veces sobre el aborto en este blog, seguir haciéndolo me parece reiterativo. No entraré a desacreditar a la Iglesia ni al PP, cada cual actúa según le marca su conciencia y eso es lo que queremos. Que cada cual decida en libertad y sin miedos ni presiones.

No voy a gritar pederastas ni castradores aunque ellos me griten asesina, porque no sería justo, no para ellos sino para mí.

Esta batalla duele mucho, demasiado dolor para las mujeres, demasiada maldad para los que nunca han tenido problemas de concebir a un hijo, y nos lo reprochan como el pecado que trae la penitencia. Pero un hijo no es una penitencia sino una elección.

Lo peor de todo es que ellos no nos quieren dejar  elegir y nos llaman “asesinas”