El Mallorca de Gregorio Manzano, un equipo de retales, casi desahuciado de antemano durante la pretemporada y convulsionado desde hace año y medio por una precaria y movediza situación institucional y económica, alcanzó ayer los puestos de Liga de Campeones -es cuarto empatado con el Sevilla, quinto-. Con treinta puntos, la mayor renta de su historia en una primera vuelta, el equipo balear se ha colocado cuarto a una jornada de visitar al Madrid en el Bernabéu, el próximo domingo. En la isla, cuando todo el mundo esperaba la tormenta, el sol luce más radiante que nunca.