La Real, más que en chino,
como decía irónicamente Quique Sánchez Flores , como un elogio, habla claro y alto. Sus salidas son briosas, casi imparables, de esas que encajonan al rival y le obligan igualmente a sufrir y a descifrar qué crucigrama le plantea el equipo de Lasarte. Suele ser media hora de chaparrón al amparo del sacrificio de sus medios centro, Diego Rivas y Aranburu, y a la habilidad de sus cuatro delanteros: Prieto y Griezmann por los costados, y Zurutuza y Llorente por el centro.