Hay muchas formas de entender la Blogosfera. Hay quienes consideran que los blogs son únicamente un formato, independientemente de su contenido. Otros piensan que lo específico es el diálogo, de modo que un formato sin diálogo no hay blog o Internet 2.0.

Últimamente descubro que muchos blogs, algunos célebres y premiados, son obras colectivas. Hay algunos que tienen incluso una organización interna propia de una empresa, que es lo que legítimamente aspiran a convertirse.

Cada día tengo más la impresión de que los blogueros románticos están dejando de existir. Es posible que todavía la mayoría de los blogueros seamos particulares que nos dedicamos a escribir de cosas que nos interesan, desde casa (en pijama o no), con un sencillo equipo de informático y con conocimientos informáticos justos.

Sin lugar a dudas los que se queden en el espacio 2.0 sean los que tienen “ánimo de lucro”, mientras los demás la veremos, pasado el tiempo, como una etapa más del tiempo vivido. Es mi análisis realista, lo cual no quiere decir que sea el que deseo.

Todos los mensajes alrededor de la era 2.0 en Internet han girado alrededor de la participación ciudadana, de la facilidad para comunicarse y para dar a conocer la opinión e incluso de la posibilidad de que cualquiera pueda ser ocasionalmente un informador social.

La profesionalización de los blogs sin dejar un mínimo espacio bajo el sol a los puramente amateurs, a los blogueros románticos, puede que haga realidad eso de que un blog no tiene nada que ver con quién lo edite, de qué trate, sino que es un simple formato como los demás.

Con la desaparición o irrelevancia de los blogueros románticos perderemos todos y lo 2.0 volverá a estar, como la web 1.0, en manos de diseñadores, empresas y siguiendo criterios únicamente empresariales. Inevitable sí, pero una pena también.