Esta mañana, tenía  que llevar una solicitud de mi ong al registro del Palacio de la Asamblea. La sede de la ong y el Palacio andan a cinco minutos, pero en dos calles diferentes. En cuanto subo las escaleras,  que las  separan,  me encuentro con una concentración de hombres y mujeres con las banderas de España y Comisiones  Obreras pidiendo trabajo. Un muro de policías locales guardan la entrada del Ayuntamiento y en la calle se oye un grito al unísono pidiendo trabajo.

Una canción de fondo ensordece el trasiego de gentes y vehículos de la Gran Vía, “En la plaza de mi pueblo”, me paro pensando que es una canción republicana “nuestros hijos nacerán con el puño levantado…”

Me mezclo entre los parados y paradas que se manifiestan, veo la estatua de Sánchez Prados con una bandera de Comisiones,  siguen gritando, con un grito de denuncia y de vergüenza.

Están tranquilos, tienen la dignidad de exigir justicia y no limosna, no parecen violentos y sólo quieren que se les vea en la “dulce, pequeña y marinera ciudad” donde no hay crisis.

 Están cansandos de ser invisibles.

La policía me mira con ojos de haberme equivocado se sitio (supongo que por mi condición de cristiana y el abrigo de diseño ( comprado a precio de saldo en unas rebajas) ), y en  ese momento pienso que debe ser duro ser policía que custodia la Casa  del Pueblo.

Pero los manifestantes no tienen idea de entrar, sólo quieren que se les vea.

He estado  en paro muchas veces. Sé lo que es sentirse sin recursos  y abandonada, lo difícil que es tirar día a día de ti y de los tuyos y el sentimiento de frustración y ansiedad que te llena. Sé que vivimos momentos difíciles, y mi ciudad es la ciudad con el paro más alto de España desde  hace años, sé que hasta las Parroquias que proporcionaban alimentos andan desbordadas.

Sé que esta ciudad llenita de funcionarios, y de visitantes  burgueses de Marruecos que arrasan en el comercio parece que no nos ha tocado la crisis, pero si te mueves por el extrarradio compruebas la realidad. Y en el mercado las carnicerías andan vacías, y la gente hace cola ante los jureles y las sardinas, mientras los pescaderos ofrecen a gritos rapes y rodaballos sin que nadie se pare.

El crecimiento económico de una ciudad se mide en su mercado si sabes mirarlo.

Luego dirán que es protagonismo de Comisiones, ganas de ganar las elecciones Arostegui, manías de sacar lo peor de la ciudad de estos rojeras iconoclastas.

Pero esta gente son parados de verdad, y  no están todos  ni todas.

Quizás deberíamos pensar en gastar menos en losetas y flores y más en generar empleo.

A mi me da mucha pena y sobretodo me da vergüenza.

Mi ciudad está quedando divina de la muerte, pero algunos de mis paisanos lo andan pasando muy mal.

Posted originally: 2010-02-13 00:38:49