Fundamento quebrado


Fundamento quebrado
El gran argumento de los monárquicos para defender la existencia de una institución así en un sistema democrático es que una monarquía proporciona a una sociedad una estabilidad que procede de no tener que enfrentarse regularmente a un proceso electoral y estar, por tanto, condicionado por tener que renovar el mandato, por lo que una [...]

El gran argumento de los monárquicos para defender la existencia de una institución así en un sistema democrático es que una monarquía proporciona a una sociedad una estabilidad que procede de no tener que enfrentarse regularmente a un proceso electoral y estar, por tanto, condicionado por tener que renovar el mandato, por lo que una monarquía es capaz de ‘arbitrar y moderar’, como dice nuestra Constitución.

Este argumento parte de una serie de presupuestos que en nada casan con una sociedad democrática. Primero consideran que la normal marcha del proceso democrático necesita ser moderado o arbitrado y, sobre todo y en segundo lugar, se sostiene que la reválida democrática y el control ciudadano de los gobernantes son peor que lo contrario.

Aún admitiendo hipotéticamente que esto fuera así, el ‘Caso Urdangarín’ ha socavado profundamente este argumento, pues en una época de crisis económica y con la corrupción del ladrillo todavía vigente un miembro de la Casa Real presuntamente ha estado metido de lleno en el mundo del que deberían mantenerse prudentemente apartados.


Filed under: Celtiberia, Política, Política Hispánica, República y Monarquía
Posted originally: 2011-12-15 10:30:59

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