Pocas veces tantas voces coinciden en una petición: España tiene que acometer una profunda reforma laboral que amortigue los efectos de la crisis económica y desinfle el espectacular número de parados. Así se han expresado desde hace meses organismos internacionales como el FMI, el BCE y la OCDE.
En nuestro país, el Banco de España, partidos de la oposición y organizaciones empresariales piden lo mismo. También algún ex ministro socialista, como Jordi Sevilla.
El Gobierno admite que es necesaria esa reforma, pero da prioridad a los nuevos modelos productivo y financiero. Además, el Ejecutivo ...