Décadas de tolerancia con el movimiento
okupa han llegado a su fin en Holanda. Por amplia mayoría, el Parlamento ha aprobado una ley que castiga con la cárcel la ocupación ilegal de edificios vacíos. A partir de ahora, instalarse en un inmueble sin contar con el correspondiente contrato acarreará un año de encierro. Si la ocupación se efectúa con violencia e intimidación, la pena puede ascender a dos años. Y hasta dos años y ocho meses si los alborotadores actúan en grupo. Los
okupas podrán ser arrestados incluso cuando ya vivan en la casa.