Pese a los grandes avances que ha habido en la reproducción asistida, esta parcela tiene aún importantes retos por resolver. Uno consiste en ser capaces de seleccionar los mejores embriones que implantar en la madre para evitar fracasos o embarazos múltiples. Otro tiene que ver con saber elegir los espermatozoides óptimos para conseguir mayores tasas de éxito en fecundaciones, embarazos y embriones de calidad. A este último trata de responder una técnica, de momento experimental, anunciada ayer por el Instituto Valenciano de Infertilidad. Empleando una especie de colador con imanes, el IVI separa los espermatozoides sanos de los dañados y así, ha logrado mejorar un 10% la tasa de embarazo en inseminaciones artificiales (técnicas en el que el esperma se introduce en el órgano reproductor femenino) y entre el 8% y el 10% las fecundaciones en los procesos in Vitro (aquellos en las que el espermatozoide se funde con el óvulo fuera de la madre y, posteriormente se traslada al útero). Estas cifras responden a los datos preliminares de un ensayo que se presentará en julio en el Congreso de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, según apuntó ayer a este diario el director del laboratorio de andrología del IVI, Nicolás Garrido.