En la capital de Haití también hay lujo. Ese tipo de lujo de «a 4,4 euros el capuchino», en su punto, por cierto. De hotel de cinco «étoiles». Una cama a 150 dólares y posibilidad de «Spa Botanik» sin temer que el agua nos contagie el cólera.
Un lujo vacunado contra la miseria y el escombro, aunque no esté ni a quinientos metros del corazón de tinieblas haitiano. Es el hotel Karibe, en Pétion-Ville, el suburbio de los ricos de Puerto Príncipe donde negros haitianos toman mojitos en la piscina, fuman puros, nadan plácidamente o juegan al tenis. Y donde diplomáticos de la Organización de Estados...