‘Que hablen de mí, aunque sea mal’. Este lema, que se escucha mucho, creo que es enormemente peligroso y dañino, especialmente cuando uno es un político que quiere ganar votos o es una empresa que quiere vender su producto o servicio. Sólo tiene sentido si uno es un ultra que solamente busca notoriedad o un nihilista del comercio.

No sólo hay que ganar espacio público, darse a conocer o que hablen de uno. Hay que conseguir colocar un mensaje propio y que este mensaje sea escuchado y bien recibido. Que el candidato (mensaje con piernas), lo que diga o sus publicidad sean tomada a pitorreo es malo, muy malo.

Pero esto roza lo pésimo cuando estamos antes unas elecciones municipales. Uno es candidato a la alcaldía de un sitio determinado y si hace el ridículo, y ese ridículo traspasa los límites de su término municipal, convirtiéndose en una mofa nacional, llevando consigo el nombre del municipio, a cuya alcaldía se presenta (en este caso Tarragona), que acompaña al nombre propio del candidato.

Los españoles que, sobre todo somos nacionalistas de nuestro terruñito, una de las cosas que más odiamos es ser conocidos por la excentricidad, maldad o suceso luctuoso de algunos de nuestros vecinos.

Esto parece la campaña de unos que nos esperan nada ni de sus electores ni de su candidato. La tendencia del PP en Tarragona es un poco desesperante como lo muestran los resultados de las cuatro últimas elecciones municipales (cuadro superior) y pueden que hayan llegado al punto que todo les importe bastante menos que un pimiento y prefieran pasarlo bien en vez de sufrir para terminare llorando y cansados en mayo.

Posted originally: 2011-02-25 14:51:42