Preservando los preservativos


Preservando los preservativos
El pasado martes nuestro país se quedaba desolado con la noticia de que una pareja había tenido que ir a urgencias después de utilizar una bolsa de pipas (se supone que vacía) como preservativo al carecer de este útil instrumento cuando la libido alcanzaba su cenit. Desgraciadamente el artículo periodístico termina con unos párrafos de [...]


El pasado martes nuestro país se quedaba desolado con la noticia de que una pareja había tenido que ir a urgencias después de utilizar una bolsa de pipas (se supone que vacía) como preservativo al carecer de este útil instrumento cuando la libido alcanzaba su cenit. Desgraciadamente el artículo periodístico termina con unos párrafos de “Sociología de todo a cien” y no con algunas líneas más de morbo, que para algo estamos en verano.
Es un logro que los preservativos sean en España un artículo de lo más accesible, que puede comprar casi en cualquier sitio y hasta hay maquinas dispensadores para que los más tímidos y apocados ni se lleven un disgusto por no pasar la “vergüenza” de pedir los preservativos o llevarlos a una caja.
Aquí en Irlanda, país de rancio Catolicismo, el tema de los preservativos es algo más complejo. En las farmacias siempre están en la cercanía de los dependientes, no se vayan a escapar los preservativos.
Pero lo más curioso lo encontré en un supermercado al que suelo ir. Las cajas de preservativos se encuentran metidas en carcasas de plástico conectadas a una alarma (al menos en un supermercado, como en España algunas películas. Así, el comprador de preservativos tiene que ir a la caja, solicitar que le desactiven la alarma, le abran la caja y así poder llevárselos. Desde luego esto no ayuda nada a la accesibilidad, aunque me temo que éste es su propósito.
Espero que el nuevo empleo de las bolsas de pipas no trascienda las fronteras patrias, porque la cutre irlandesa se puede ver colapsada de jóvenes que han probado este sistema porque les daba reparos sortear dependientes farmacéuticos o solicitar que le desactivaran la caja protectora de los preservativos.

El pasado martes nuestro país se quedaba desolado con la noticia de que una pareja había tenido que ir a urgencias después de utilizar una bolsa de pipas (se supone que vacía) como preservativo al carecer de este útil instrumento cuando la libido alcanzaba su cenit. Desgraciadamente el artículo periodístico termina con unos párrafos de “Sociología de todo a cien” y no con algunas líneas más de morbo, que para algo estamos en verano.

Es un logro que los preservativos sean en España un artículo de lo más accesible, que puede comprar casi en cualquier sitio y hasta hay maquinas dispensadores para que los más tímidos y apocados ni se lleven un disgusto por no pasar la “vergüenza” de pedir los preservativos o llevarlos a una caja.

Aquí en Irlanda, país de rancio Catolicismo, el tema de los preservativos es algo más complejo. En las farmacias siempre están en la cercanía de los dependientes, no se vayan a escapar los preservativos.

Pero lo más curioso lo encontré en un supermercado al que suelo ir. Las cajas de preservativos se encuentran metidas en carcasas de plástico conectadas a una alarma (al menos en un supermercado, como en España algunas películas. Así, el comprador de preservativos tiene que ir a la caja, solicitar que le desactiven la alarma, le abran la caja y así poder llevárselos. Desde luego esto no ayuda nada a la accesibilidad, aunque me temo que éste es su propósito.

Espero que el nuevo empleo de las bolsas de pipas no trascienda las fronteras patrias, porque la cutre irlandesa se puede ver colapsada de jóvenes que han probado este sistema porque les daba reparos sortear dependientes farmacéuticos o solicitar que le desactivaran la caja protectora de los preservativos.

Preservativos Irlanda

Posted in Eire, Estío 2009, Geógrafo en Hibernia, Iglesia Católica, Sanidad, Sociedad, Sociología

Posted originally: 2009-08-06 14:00:31

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