El presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, basa su poder en la "desvergüenza", en recursos poco controlados por sus donantes occidentales, en el dominio de los medios de comunicación y en la violencia policial. Así lo manifiesta a EL PAIS, la ex jefa del parlamento y ex presidenta en funciones, Ninó Burzhanadze, que fue aliada de Saakashvili en la Revolución de las Rosas en 2003 y hasta abril de 2008, cuando dimitió al frente del Legislativo.Burzhanadze, conocida por su moderación, es hoy muy critica con su antiguo socio y se irrita con los occidentales reacios a creer que la arbitrariedad policial llegue tan lejos en un país tan amable como Georgia.