Me trae una sandía de quince kilos a la sede. La deja allí, sonriendo dice que es un regalo para mi. Extrañada digo que no pero desaparece sin que me de tiempo a darle las gracias.

La conozco desde hace tiempo: está sola criando a una hija y a una nieta de la misma edad, nunca le he preguntado porqué ella decidió criar a la tía y la sobrina como si fueran hermanas. Ella es española, española de jihad y de chilabas. Y desde hace muchos meses se manifiesta todos los días pidiendo trabajo.

 Ella  y su hija son  españolas  pero la nieta no, la nieta hasta este año no pudo ir al colegio porque vivía en Ceuta en una alegalidad extraña. Después de muchos papeles, llamadas e intentos conseguimos, mi ong, que se escolarizara.

 Tía y sobrina comparten materias y uniforme. Ella está en paro, y está sola,  así que siempre hay ayudas de material escolar, ropa, y orejas amigas que la escuchan. Incluso sillas para descansar antes de andar manifestándose todos los días.

No es la única. Hay más mujeres que se paran por la sede antes de concentrarse en la Plaza de la Constitución o de los Reyes. Me cuentan sus vidas, me lloran o nos reímos y se toman el hecho de ser visibles en el centro de Ceuta  como un trabajo.

A mi me admira su constancia, su esfuerzo, su manera de no dejar que nada las desanime, curiosamente encabezan la manifestación y llevan chalecos con profesiones escritas en masculino, como si hasta en  un sindicato de clases hubiera ciudadanos de primera y ciudadanas de segunda.

Son valientes y altivas, orgullosas y fuertes. Desafían al calor como antes lo hicieron con la lluvia. Agitan banderas y las acompaña la Internacional.

Paran el tráfico, ensordecen el centro, avanzan sin oír las quejas de la gente, pacíficamente, sin ir más allá del camino permitido.

Me siento orgullosa de ellas.

Mientras cargaba con esa enorme sandía hacia casa  pensaba que tengo mucha suerte de conocer a gente extraordinaria.

 http://www.youtube.com/watch?v=yuOciTdYCl4&feature=related

Posted originally: 2010-06-28 23:52:59