En la víspera del arranque de la campaña para las elecciones del 28 de noviembre y sin que la crisis política desatada tras el golpe que expulsó del poder a Manuel Zelaya haya amainado, un oficial de la Policía de Honduras asignado al Tribunal Supremo Electoral (TSE), órgano encargado de supervisar el voto, fue asesinado al norte del país centroamericano.