Tiene que llover a cántaros


Tiene que llover a cántaros
Tiene que llover y ha llovido. Septiembre ha amanecido con tormenta y lluvias torrenciales esta mañana. Afortunadamente yo he salido después de la señal del cielo y he cogido un paraguas y unos zapatos cubiertos. Mientras avanzaba hacia el autobús comprobaba que el llano del barrio, de los tres barrios que convergen en ese llano desolador, [...]


ceuta_lluvia

Tiene que llover y ha llovido. Septiembre ha amanecido con tormenta y lluvias torrenciales esta mañana.

Afortunadamente yo he salido después de la señal del cielo y he cogido un paraguas y unos zapatos cubiertos. Mientras avanzaba hacia el autobús comprobaba que el llano del barrio, de los tres barrios que convergen en ese llano desolador, era un barrizal, entre la obra, (eterna obra en Avenida de Lisboa, creo que desde la primavera, hace tanto tiempo que ya me he acostumbrado a vivir entre polvo y maquinarias…) y la lluvia parecía un erial de fango…

Hacía calor a pesar del agua, por supuesto mientras esperamos el autobús no hay nada: ni marquesinas, ni lugar donde cobijarse, con la resignación que acabas teniendo cuando vives en la ciudad de los contrastes he mirado al cielo y pacientemente esperaba.

Tiene suerte Yolanda, he pensado.

Al llegar al centro no llovía, no por ser el centro sino porque el cielo había dado tregua. Así que a ganarse el pan y la alegría como siempre.

En la oficina estaban Carmen (Carmen Mari para los niños de Villajovita) y Dimple. Dimple se quejaba de no tener agua en casa, y yo le decía que el cielo era justo si las restricciones también llegan al centro. Ella piensa que no es restricción sino averías como afirma nuestra Consejera. Yo tuve dos cortes ayer, después de comer de cuatro horas y de madrugada que no sabría precisar. Si son averías toda la ciudad anda averiada, desde San Antonio hasta Benzú.

La rutina diaria: los  problemas nuevos, antiguos, las necesidades básicas de las mujeres, las consultas sobre las agresiones, las demandas de material escolar ha hecho que nos hayamos olvidado de la lluvia. Mis compañeras se han ido antes. Yo me he demorado con un par de papeles que tenía pendientes.

Al salir el Paseo de las Palmeras era una piscina, llovía con furia y arrebato y la calle tan divinamente llenita de flores, bolas de granito, suelo de granito se iba anegando…

Con el agua hasta los tobillos en la Plaza de la Constitución he intentado coger el autobús, llovía tanto, con tanta fuerza y no había lugar donde cobijarse, la gente se apilaba en la entrada del mercado…. Mejor un taxi.

Pero tampoco hay donde refugiarse si buscas un taxi, una mujer esperaba callada mientras el agua la empapaba entera, le he ofrecido el paraguas y me ha dicho que ya le daba igual… otra mujer esperaba la cola dentro de una tienda porque llevaba un bebé. Las flores se cambian semanalmente, te barren los pies y el alma en cuanto te despistas pero no hay un refugio mientras esperas el trasporte público.

Al llegar casa ha sido peor, mi barrio andaba anegado ( en mi tierra se dice “negao”) he llegado empapada desde las rodillas a los pies.

A eso de las cuatro de la tarde han aparecido los operarios a limpiar las alcantarillas.


Posted originally: 2009-09-12 00:04:31

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