Lo ha vuelto a hacer: el Sindicato Médico ha vuelto a contar una verdad a medias. La entidad que preside Enrique Roviralta informó ayer sobre la marcha de una ginecóloga del Hospital Universitario atribuyendo su 'fuga', sin dudarlo un segundo, a "las cargantes condiciones del INGESA".
No es que la carga de trabajo en el clínico de Loma Colmenar no sea tal, es que la especialista en cuestión ha puesto pies en polvorosa de forma obligada. Esta estaba, según el propio INGESA, en régimen de comisión de servicio, lo que viene a significar que su estancia en suelo caballa tenía fecha de caducidad.
La Dirección Territorial del ente público ha emitido un comunicado aclaratorio en el que se explica que la salida de la facultativa -adscrita a "otro centro hospitalario"- se debe a "motivos personales". No a "la imposibilidad de conciliar la vida laboral con la familiar" a la que hacía referencia el SMC. No a las "96 horas semanales" que aducía. A "motivos personales". Sin más.
En el escrito, el INGESA detalla que "la Dirección Médica del Hospital lleva meses al tanto de la situación", porque sí, "la profesional notificó su marcha", circunstancia que ha permitido a la Administración disponer de un margen prudencial de actuación para sondear el mercado laboral.
Hoy por hoy, tras consumarse la marcha de la susodicha, la plantilla del área de ginecología cuenta con nueve médicos en su haber. No en balde, el INGESA ha anunciado que, "el próximo 1 de junio", una nueva profesional "procedente del Hospital Puerta del Mar" (Cádiz) recalará en nuestro clínico, por lo que la situación volverá a ser de relativa normalidad a partir de entonces.
Por si el fichaje supiera a poco a Roviralta y sus acólitos, la Dirección Territorial asegura estar "en conversaciones para traer a otro especialista en un futuro próximo".