La caída de la incidencia acumulada de la COVID-19 tras el pico de la tercera ola de la pandemia ha entrado en una fase de "estabilización" en Ceuta en el entorno de los 300 nuevos positivos por cada 100.000 habitantes cada dos semanas tras doce días seguidos de reducción constante.

La ciudad ha alcanzado el primer fin de semana de marzo, un mes despues del peor momento de esta onda epidémica, con 60 brotes activos, un 58% familiares (35), con uno "muy importante", el declarado en el Centro de Menores de La Esperanza, ya mixto al abarcar también a familiares de al menos una trabajadora, y otros dos "de incierto pronóstico" en un centro similar y privado de Educación Infantil.

El portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Julián Domínguez, advierte que "la transmisión sigue siendo elevada, algo que evidencia la alta proporción de casos sintomáticos, que se mantiene durante bastantes semanas y casi doblala media nacional".

La ocupación hospitalaria en la unidad de cuidados intensivos "seguirá estacionada en cifras muy elevadas" que rondan el 50% de su capacidad, "tal y como se viene produciendo durante todo el brote epidémico tras los picos, hasta finalizar la estancia media en más de 40 días para los ingresados en UCI".

"La movilidad interior seguirá siendo muy elevada y no es visible ninguna tendencia a su reducción, así como la exterior los viernes y otros días esporádicamente", lamenta el análisis del experto, que considera que "para presuponer una inmunidad de grupo antes de final de año precisaríamos administrar al menos 10.000 vacunas al mes contando con una sola dosis, el doble para la vacunación completa; ya que como mucho estaríamos en un 18% de población no susceptible por tener inmunización activa natural o artificial".

Domínguez considera que "debería proponerse la vacunación con una sola dosis hasta tener disponibilidad masiva de acuerdo con las experiencias israelita y escocesa".