La Guardia Civil detuvo este pasado jueves a un facultativo de la ciudad que llevaba tres años emitiendo recetas médicas falsificadas. Las alarmas se encendieron al momento de comprobar cómo varios pacientes se hacían con grandes cantidades de Dolantina y Rubifen. Dado lo anómalo de la situación, la Unidad Orgánica de Policía Judicial inició una investigación bajo el nombre "Panacea".
Luego de comprobar las recetas expedidas para la adquisición de tales medicamentos -dispensados por hasta tres farmacias distintas- y contrastar la información con las personas afectadas por la coyuntura, el instituto armado se percató de que muchas de dichas recetas fueron prescritas sin que los pacientes lo supieran.
Los investigadores concluyeron que, en total, fueron retiradas 1.058 cajas de Dolantina y otras 248 de Rubifen por medio de este método, lo que equivale a 10.580 dosis del primer fármaco y a 7.740 comprimidos del segundo de ellos.
Según la propia benemérita, al menos 32 pacientes podrían haberse visto afectados como consecuencia del uso indebido de sus respectivos datos médicos.
Al detenido, se le imputan dos delitos: uno, de falsedad en documento público/privado; otro, de usurpación del estado civil; ambos, conforme a la utilización indebida de los datos personales de los pacientes damnificados.