El incendio del edificio de colores está extinguido, sí, pero ni mucho menos se ha dejado de trabajar en la zona. A fecha de 19 de julio, 48 horas después de que se diese por apagado el fuego, aún no se ha levantado el perímetro de seguridad que el área de Fomento dispuso en torno a la edificación para restringir la movilidad de los viandantes.

Como es sabido, la comunidad de vecinos optó por contratar los servicios de una empresa de seguridad privada que viene coordinándose desde el pasado lunes con la Policía local para vigilar la zona y dar, así, cierto descanso al Cuerpo de Bomberos, que levantó el retén el mismo día en el que se sofocaron los últimos conatos.

Pese a la aparente buena organización, la incertidumbre se ha apoderado por completo de los propietarios. La Administración dio luz verde a estos hace dos días para que accedieran a sus respectivas viviendas e hicieran acopio de determinados enseres y objetos de valor; eso sí, solo dos personas y en turnos de no más de veinte minutos. Lo que también se permitió a los residentes fue que sacaran del garaje los vehículos que tuvieran en él (si es que tenían).

Ayer -martes- llegó a Ceuta procedente de Madrid una expedición de la Unidad de Policía Científica que tratará de dilucidar cuál fue la causa de tan excepcional catástrofe. Hasta que no se sepa con seguridad qué fue lo que dio lugar a las llamas, los vecinos no podrán regresar a sus casas. Así, la elaboración del preceptivo informe de daños será, en principio, el primer paso para una futurible vuelta a la normalidad, que, a priori, parece algo lejana en el tiempo.

Claro está, las restricciones no se han impuesto porque sí. Según Bomberos, "existe riesgo de derrumbe". Al parecer, las vigas de acero de la entreplanta y la primera planta están "seriamente dañadas". Teniendo en cuenta que las cámaras térmicas registraron picos de hasta 1.500 grados Celsius en el momento de mayor apogeo, no es de extrañar que la estructura esté en tan malas condiciones.

Los desperfectos, no en balde, no se quedan ahí: el humo originado por las llamas logró ascender a través de los respiraderos y conductos de ventilación del inmueble hasta llegar al quinto piso, ennegreciendo y deteriorando absolutamente todo a su paso.