NADIE LO ESPERABA

Una protocolaria retirada de cascotes pilla por sorpresa a decenas de paseantes

Una protocolaria retirada de cascotes pilla por sorpresa a decenas de paseantes
Bomberos SEIS plaza de Correos retirada cascotes riesgo desprendimiento
Un camión grúa del SEIS, durante unas labores de retirada de fragmentos en la plaza de Correos / A. C.
Ha ocurrido en la céntrica plaza de Correos: hasta allí se ha desplazado un dotación de bomberos para quitar los fragmentos de una cornisa que, por su antigüedad (y por las recientes lluvias), corría serio riesgo de caer al vacío

Ha pillado a todos de sopetón; nadie se lo esperaba (como para esperárselo). Por fortuna, ha quedado en un susto. Eso sí: vaya susto. Ha ocurrido a media tarde en la céntrica plaza de Correos. Quienes allí se encontraban de cafés al momento de ocurrir todo han visto cómo, sin comerlo ni beberlo, la distensión se tornaba en intranquilidad. No es que la coyuntura haya privado a clientes y paseantes de hacer aquello que estaban haciendo, pero sí que -como suele decirse- les ha cortado un poco el rollo.

Poco después del repicar de campanas de las siete en punto, una dotación de bomberos irrumpía sorpresivamente en el lugar. No ha sido por un incendio; tampoco por un escape de gas; ni siquiera para rescatar a un gato posado sobre la copa de un árbol. El motivo por el que el Cuerpo se ha desplazado hasta las inmediaciones del antiguo Banco de España ha sido otro bien diferente: la prevención.

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Un camión grúa del SEIS, durante unas labores de retirada de fragmentos en la plaza de Correos / A. C.

Por una cuestión de cercanía, la Policía local ha sido la primera en hacer acto de presencia. A su llegada, la zona quedaba debidamente perimetrada: toda aquella persona ajena al operativo, colocada al otro lado del cordón que separaba el teórico peligro de la también teórica seguridad. "¿Qué ha pasado?", preguntaban, sin excepción, todos cuantos aparecían por allí. "No se sabe", replicaban muchos que, aún habiendo contemplado el episodio de cabo a rabo, no tenían ni la más remota idea de qué estaba ocurriendo ante sus ojos.

La estampa sorprendía (y mucho): un camión grúa que yacía posado en mitad de la glorieta elevaba hasta la altura necesaria a los dos funcionarios que han recibido la encomienda de retirar los fragmentos de una cornisa que, por su antigüedad, estaba pendiendo de un hilo (literalmente). Se buscaba, con ello, evitar posibles incidentes de aquí a futuro.

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Dos funcionarios del SEIS, durante unas labores de retirada de fragmentos en la plaza de Correos / A. C.

Por aquello de proteger a la gente, los comercios sobre los que se encontraban los cascotes a retirar han sido forzados a bajar la persiana mucho antes de su habitual horario de cierre. "Es una de las intervenciones más comunes", apuntan desde dentro del propio SEIS. "Lo es más aún después de días de viento y lluvia", remachaba un operario.

Por su antigüedad, las fachadas de muchos edificios ceutíes rozan lo decimonónico. En un acertado intento por evitar males mayores, nuestros bomberos se anticipan para "sanear lo que supone un riesgo inminente de caída". "Se señaliza la zona y se le pide a la comunidad de vecinos de turno que dé parte de la situación", señalan fuentes oficiales.

Una protocolaria retirada de cascotes pilla por sorpresa a decenas de paseantes


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