- Forma parte del horizonte de mi memoria, ese que se ancla en el corazón para desdibujar el mapa de los sentimientos que sólo el alma sabe descifrar.

Así es “mi” Normandía, una tierra donde las praderas se funden con las infinitas playas, donde lo verde tiñe de vida las enormes, pero inútiles, defensas del llamado “Muro del Atlántico”, que tuvo la estéril misión de parar el Desembarco que provocaría el fin del nazismo.

El Mariscal Rommel, personalmente encargado del diseño y construcción de aquella fortaleza de cientos de kilómetros, creó lo que pensaba sería una infranqueable muralla de acero y hormigón. Fue el célebre militar el que, desde lo alto de uno de los búnkeres más imponentes de la otrora conocida como playa de Omaha, sentenció aquello de que las primeras 24 horas tras la llegada de las tropas aliadas serían, sin duda alguna, el Día más largo. Lo que siguió lo sabe cualquier escolar.

El Poder suele tener estas perversas tendencias. El hecho de querer poner puertas al campo, marcar fronteras al agua o colocar vísceras al sol suele ser uno de sus “tics” más frecuentes… En todos los dominios pretende, y hasta logra -para qué nos vamos a engañar- hacernos creer que las barreras son siempre por nuestro bien… y, desgraciadamente, vallados y alambradas electrificadas no es lo que nos falta.

-Barrera políticamente consensuada es la que han erigido para que no se acceda a la verdad en torno a Bankia, Caja Madrid, BanCaja y compañeros de fatiga… no vaya a ser que sepamos algo y saquemos conclusiones, claro. ¿Y si después nos da por pedirles cuentas? ¿Y si resultase que durante años toda una casta ha estado (¿estado?) viviendo en grandes pompas del sudor de los demás?

-Acumulación de ciego hormigón armado ante el informe de la Auditora Deloitte que ya advirtió, hace meses, de la situación de Bankia, sin que nadie, absolutamente nadie de quien hubiese tenido la capacidad de hacer algo, hiciera nada por remediar nada. Huida hacia delante: “total –pensarían- los que mandan son los ‘nuestros’, aquí y en Europa”.

- Muro togado para proteger al Presidente del Consejo General del Poder Judicial de todo lo relacionado con sus viajes, con pulsera de “todo incluido”, a Marbella y compañía. Divar se enroca y dice que no dimite porque eso sería admitir una culpa y, por si fuera poco, asegura que con la crisis que estamos sufriendo (hablará por nosotros, evidentemente) su caso carece de importancia. Eso, en una parodia de José Mota tendría su gracia, aquí lo que provoca es indignación, cuanto menos.

- Opaca y densa pantalla de humo es la que ha provocado la incomprensible salida de Fernández Ordóñez del Banco de España en plena crisis financiera. En definitiva, este brutal parapeto de acero reforzado para que el citado Gobernador del Banco de España no comparezca y ofrezca explicaciones (algo que él sí quiere hacer, por cierto) debería hacernos pensar… y, más aún, debería hacernos actuar.

- Murallas infranqueables, como las contradicciones del Sistema, son las que inútilmente se alzan para intentar parar la fuga de capitales hacia Suiza, un país que ve cómo su inflación se está disparando por la masiva compra de francos suizos. ¿Quién dijo que todo estaba controlado? ¿Quién dijo que cambiar de color en la Moncloa haría que las aguas volviesen a su cauce? Cosas de la herencia, supongo…

- Puertas al campo es lo que se intenta poner para que, quien más tiene, esté comprando ingentes cantidades -porque lo entiende como un valor seguro- de bonos alemanes al cero por ciento de interés, insisto, al CERO POR CIENTO DE INTERÉS. Esta suerte de “ábrete sésamo” financiero, con 40 ladrones incluidos, provoca que Alemania se esté financiando sin ningún coste… o, mejor dicho, a costa de los demás. ¿Quién dijo que no estábamos en plena guerra mundial en la que amos y siervos están perfectamente definidos en el mapa?

- Montaña de mentiras es la que nos vomitan a diario los serviles, fieles y bien pagados chicos de los recados queriéndonos hacer tragar que esta crisis está originada porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y jamás por los privilegios de los que han gozado/gozan políticos y financieros (la indemnización a Rato, la composición del consejo de administración de Caja Madrid o Iberdrola son claras evidencias de lo expuesto).

- Inmenso montón de mierda, al parecer invisible, es el que nos impide ver que con lo que vamos a pagar por rescatar Bankia (cuarenta y tres mil millones de euros) se acabaría, según la ONU, el hambre en el mundo. Estos datos, más oficiales imposible, llegan, para vergüenza de todos, en un momento en el que Cruz Roja acaba de advertir de que 16 millones de personas se van a morir de hambre en el Sahel y no se hace nada… y nada se va a hacer.

- Densa cortina manipuladora es la que nos intenta derivar hacia “problemas” como el que una diputada de la Asamblea de Ceuta asista a un Pleno con una camiseta reclamando una “Escuela de Tod@s y para Tod@s”. Está claro, reclamar lo evidente se está transformando en un acto subversivo y transgresor.

- Pero para avalancha contundente, la de tortas recibidas por el Presidente del Gobierno (y consecuentemente, por tod@s l@s españoles) por parte del Presidente del Banco Central Europeo, que ya ha dicho que en el asunto de Bankia, peor no se podía hacer. Sin embargo, aquí el máximo responsable del BCE se ha equivocado: no es que se hayan hecho las cosas mal, es que se han intentado tapar pero -colmo de la mala suerte- se ha fallado en una especialidad de la casa: ocultar la verdad. Al parecer, en Bruselas se las saben todas (sabrán del tema también, digo yo) … Al final, nos acabarán convocando a manifestaciones multitudinarias para criticar a la UE… ¿No les recuerda a nada?

Así están las cosas, como en las costas normandas; toda la fuerza bruta está plantada para que nadie pueda pasar los límites de lo razonable, para que nadie saque los pies del tiesto, para que nadie ose decir que ya está bien en un esbozo de querer terminar con lo establecido.

Desde las fortificaciones que nos cercan aquí, Al Sur del Edén, observan los generales pensando que el Día-D nunca llegará, que jamás despertaremos del coma inducido en el que nos tienen sumidos, que aún se pueden engordar las cifras de las familias en situación de extrema vulnerabilidad, que todavía les queda margen para seguir exprimiéndonos. Sí, los generales opinan que todo está bajo control.

Sin embargo, mi mañica preferida es tajante. Siempre dispuesta a desembarcar en las playas enemigas para reivindicar su condición de ser humano, afirma sin dudarlo un instante, que cuanto más grande es el búnker, más vulnerable se torna porque, entre su propio peso y el empuje de los de fuera, siempre acaba cayendo, siempre. Otra cosa es que nos lo queramos creer, que, de una vez por todas, le perdamos el miedo a la Libertad y que por fin, seamos capaces de decirles a quienes viven de nosotros que sí, que tenemos la capacidad, el arrojo y la inteligencia de gobernarnos a nosotros mismos sin tener que pagar diezmos y más diezmos.

Tal y como están las cosas, sólo estoy seguro de una cosa: el Día que decidamos que estamos hartos de toda esta basura, ese Día, para todos, será, como en Normandía, el día más largo, de eso ya no cabe la menor duda.