Aula del Colegio San Agustín / Archivo
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Qué difícil debe ser y cuán complicada la tarea de ser padres/madres. Estos días, con mi sobrina Marcela cerca, vi con más claridad cómo desde que nace un hijo la vida cambia y se hace harto complicado llevar la contraria a ese ser tan indefenso, vulnerable y adorable.

Decía mi padre, que en este asunto se pasaba de rígido, una frase que a todos los hermanos se nos quedó grabada:  "el árbol desde chiquitito". La frase, no exenta de cierta razón, no debería perder vigencia, aun con el paso de los siglos, pues la educación, ha existido desde que existe la humanidad y con independencia del lugar.

Hoy día, sumidos en esta vorágine que ha supuesto Internet, hay una palabra que se impone, para mí, en todo lo relativo a la educación, la palabra es "comodidad".

Un amigo mío, que sabe mucho de esto, dice y con razón que lo cómodo o lo fácil nunca es lo mejor. Claro, yo como padre puedo, para que mi hijo no "moleste", dejarlo todo el día viendo la televisión si así lo quiere. ¿Cómodo? Sí, ¿Es lo "mejor"? ...

He escuchado a padres/madres muchas veces la frase típica de: "ya no se qué hacer". Pongamos un silogismo para entenderlo: Un niño/a tiene una conducta A. A esa conducta A, mi respuesta como padre es una respuesta X, respuesta que veo que no consigue los efectos que yo quisiera. Cuando el niño tiene conductas B, C o D, mi respuesta sigue siendo X, respuesta que, por supuesto, sigue sin conseguir lo que quiero.

A la frase de los progenitores de "ya no se qué hacer", yo les propongo una idea: ¿Y si tratas de cambiar tu respuestas X a todo lo que hace el niño por una respuesta Y? ¿Y si lo haces aunque suponga una pérdida de comodidad?

Dicho de otra manera: ¿Pretendéis cambiar una conducta si mis respuestas siguen siendo las mismas? Hemos pasado de una época, la mía, en la que en el tema educativo, por ejemplo, los profesores eran Dioses, a una época, la actual, en la que "es que el profesor no traga a mi hijo".

Niños/as incapaces de soltar un móvil, haciéndose polvo la vista, según dicen los expertos, además de crear una dependencia dañina para su crecimiento y su sociabilidad.

Cierto es, y estoy convencido de ello, que si mi generación hubiese tenido ese instrumento maléfico en las manos hubiésemos hecho prácticamente lo mismo, porque la comodidad no entiende ni de épocas ni de padres, pero quiero creer que siempre hay un punto intermedio, ¿no?

¿Tan difícil es decirle a un niño que mientras que se come no se juega? ? Tan difícil es poder unos horarios de uso del móvil? ¿Tan difícil es hacer ver a un niño que una conducta errónea conlleva una "sanción"? ¿Tan difícil es hacerle ver a un niño que si contesta mal tendrá un "castigo" ¿Tan difícil es huir de lo cómodo para intentar buscar algo diferente?

Imagino que sí, que debe serlo si tantos lo hacen. Al menos en lo que respecta a una visión personal del asunto puede ser que a la pregunta que algunas veces me hacen surja una respuesta alternativa a las que ya contemplo.

¿Y tú porque no has tenido hijos? Porque no sería un buen padre... Y no, no es una ironía, yo no sería un buen padre. Ya tengo otra respuesta más a las posibles cobardía o comodidad que rigen mi vida.