Organización, sentido común, orden... atributos que por mucho que terminemos un año, comencemos otro y nos hagamos mayores y ¿más sabios? los señores piratas del Estrecho nunca aprenderán. No me ha dado por el rol nunca pero tengo la ligera impresión de que se trata de un juego que necesita de ingenio y pericia. Algo similar es lo que hace falta para coger un barco y llegar a Ceuta.

 

Da igual el madrugón para salir del punto de destino, en este caso Madrid, y llegar a una hora razonable. Lluvia, atascos, viento... todo normal hasta entrar en uno de los puntos más tercermundistas de Europa. El Puerto de Algeciras. Hora de llegada al santo lugar: 15 horas. Hora de llegada a Ceuta: 18.45 horas (a la bocana, luego llega a casa).

Cerca de cuatro horas de gincana que empiezan en una agencia de viajes. La de siempre, que como nunca, me dice que con Carné Joven ya no venden billetes, tiene que ser en la naviera. Corre a la naviera (el coche mal aparcado con los cuatro intermitentes ya que no se puede dejar en otro lado que no sea el parking, de pago claro). Espera en el mostrador hasta que un amable señor, de la naviera de al lado, apunta que en ese mostrador nunca hay nadie. Está bien, sobre todo, cuando no hay nada que indique lo contrario.

A correr otro poquito hasta el vestíbulo principal de la 'mardita' estación. Dos mostradores de Balearia, "¡bien!". Veinte minutos de cola y... atención, "¿gol en Soria?" No, dos señoras más adelante corren el rumor de que el mostrador cierra. ¿Motivo? desconocido. ¿Cartel que lo anuncie? Todavía lo están buscando dos chinas que había en la cola y se quedaron en ella.

A guardar espera en otro mostrador. El coche sigue mal aparcado. Por un momento siento la tentación de sacar el billete en FRS, mostrador a la derecha (en perpendicular por lo que mayor lío de colas, cuanto genio suelto). Pero la tentación desaparece. Según anuncia, su barco sale quince minutos más tarde pero la amable señorita dice que bueno, la media hora no se la quita ni San Pedro. No se lo cree ni ella. A la cola de Balearia otra vez, la tercera.

Tras un rato de espera donde se escuchan los típicos lamentos, "que si nos tratan como animales", "somos ciudadanos de segunda..." Sí, todo correcto, pero hasta que no hagamos algo, de nada sirven. Por fin es mi turno. Buenas tardes, Carné Joven y residente. "Uy, tenemos una oferta que sin Carné Joven le sale más barato". Mundo al revés. Mierda de navieras, tres colas y mojarme para que al final me salga más barato sin ese descuento que no aplican las agencias de viaje. Lamentable.

Corriendo al coche, que seguía mal aparcado,nueva mojada. Circuito de Jerez hasta el embarque. Lleva media hora de retraso pero parece que el embarque está más cerca. Una vez en las garitas de las navieras piratas nueva confusión. ¿Qué cola es? A esperar de nuevo hasta que un amable señor con cara de no gustarle mucho su trabajo le da por darse un paseo y por algo que sólo sabe él deja pasar a algunos por la zona de FRS. ¿Por qué? Iker Jiménez tiene ya la cuestión sobre su mesa. Como la ubicación del carril de residentes. Más efímero que el noviazgo Musa-Alí. Y al mogollón con coches mezclados de otras dos navieras que todavía no habían embarcado. Una hora de retraso ya.

Parece que la cola, o el simulacro de la misma, anda. Sí, un poquito, lo suficiente para dejar de tragar el polvo que provoca el único operario que parece levanta la nueva terminal de helicóptero. Llego al barco, con los ojos 'engurruñaos' de la que cae. Embarco, con hora y media de retraso, sí, pero antes otra bromita. Gica Hagi, Gica Popescu y Florín Raduciou se pelean para ver si puedo meter mi utilitario en un hueco del tamaño de Juan Vivas tumbado. Imposible pero ellos se lo pasan pipa. Y la posibilidad de comunicación con ellos, imposible. No entiendo rumano.

Así que una vez tirado el coche, no se puede decir que haya quedado estacionado, subo a los salones. No está mal el barco, por fin sé que es un barco nuevo, una pena que sólo lo tengamos de prestado. Me sorprende ver que los sillones son cómodos, por el momento, y que este barco se apunta a la vanguardia de los tiempos al tener WiFi. Perfecto, así escribo de los piratas desde la panza del enemigo. Eso sí, el aire acondicionado me atiza en el cogote. ¿No estamos en diciembre?

Pero como toda historia tiene un final. He llegado a tierras caballas, sólo he tardado cuatro horas desde que llegué a Algeciras. Su aroma me amansa. Una verde me espera. Por fin en casa, quedan quince días para otra odisea made in Ceuta y volver a oler a mierda, será en la vuelta, seguro. Hasta entonces a disfrutar.