Tengo, tengo, tengo... Tú no tienes nada. Tengo algunas cartas metidas en la manga.

Una me da enchufes, otra me da circo y otra muchas obras para la semana.

...Con eso me basto para manipular y me sobro para tener contento a buena parte del personal...

Aparte, y cuando me interesa, me reúno con quien sea; el objetivo: hacerle creerse importante, aunque no sirva de nada a las calles por las que pasea.

Eso sí, a mi me sirve para controlar y tantear y si se pone muy chulo, le regalo un piso para su hermano, un trabajo para su mujer y una cena por doquier.

Todo sea por la causa. Mi noble causa del poder.

Y si las cosas se tuercen mucho, pues a sonreír, a pasear, que con eso se queda muy bien con cualquier.

Luego ya, una vez todos a gusto, encargaré que me hagan un busto, el precio da igual, ni que lo tuviera yo que pagar; cincuenta mil, cien mil, el arte no tiene precio y el lujo hay que pagarlo. A costa de los demás, por supuesto, que para eso me han puesto en el puesto.

Me tengo que acordar de que la carta de los enchufes hay que ampliar, nada de gente preparada, que preguntan mucho y dan la lata. Cuanto menos sepa y más agradezca mejor hablará de mi y de mis proezas.

Y cuanta más necesidad, pues mejor, así según convenga, ofrezco al pueblo lo que quieran oir, según el momento en que venga.

Y para lo de difícil solución: “Es que no es de mi competencia”, oiga usted señor, que aderezado con carita de pena es la solución buena.

Ellos controlados, menos mal que aún hay con quien mercadear, porque como se den cuenta de mi verdad, no me apoyarán jamás.

Estos también controlados, qué mejor forma de hacerlo que decirles que soy su salvador, que soy el ideal para interceder cada vez que las cosas se tuerzan sin querer.

Y mi equipo, el mejor, que hagan lo que quieran, con mi permiso por supuesto, porque si no, les aparto del tiesto, que ya saben que ahora, hay muchos pretendientes a cada puesto.

¿Cree alguien que el pueblo se me puede revolucionar con mi táctica genial?