Aunque Gardel cantase aquello de ‘veinte años no es nada’, diez años dan para mucho, y en política más. De aquel Vivas cercano, que saludaba a propios y extraños, que recibía a cualquiera que lo pidiese en su despacho oficial, se ha pasado a un Vivas más distante, mucho más distante. Los que lo conocían en su etapa anterior a la política, siempre se asombraron de su faceta, llamémosla ‘saludativa’, de una persona más bien tímida. Gran parte de culpa de la ‘creación’ de aquella figura pública fue, sin lugar a dudas, de Manolo Coronado, su primer Jefe de Gabinete. Coronado tuvo claro como hacer que Vivas llegase a la ciudadanía. Cabe recordar que era un total desconocido para gran parte de los ceutíes, con una irrupción sorprendente en política a finales de los 90, de mano de Jesús Fortes.

Probablemente el cambio de actitud de Vivas de los últimos años, se deba a otra forma de entender las cosas de su actual Jefe de Gabinete, Francisco Sánchez Paris. Algunas personas cercanas al presidente comentan ‘off the record’ de una especie de ‘secuestro’ de Vivas que le ha llevado a distanciarse de la ciudadanía. Ante esto sólo cabe una pregunta, ¿cuál es el verdadero Juan Vivas?

En el aspecto más estrictamente personal, jamás me he metido ni me meteré, por motivos obvios, como en el fútbol, la confrontación política se queda en ‘el campo’, algo que Vivas y otras personas que actualmente ocupan puestos relevantes en el Gobierno y en el Partido Popular no saben hacer, con lo peligroso que es eso.

En el estricto plano político Vivas, en mi opinión ha tenido luces y sombras, hay que destacar que su capacidad de embaucar a los ciudadanos es digna de estudio en nuestra ciudad, muy de lejos le puede seguir el fenómeno Fraiz, pero Paco ha sido de siempre eso que se suele denominar como un ‘animal político’, mientras que Vivas no. Ha ejecutado obras proyectadas por el GIL, en su escala de prioridades ha primado la vistosidad sobre la solución de problemas reales. El paro, el fracaso escolar, la infravivienda, la fractura social de Ceuta, y un largo etcétera no pueden esconderse detrás de flores y macetas. No, por supuesto que no tiene la culpa de esto Juan Vivas, no es mi forma de ser la de echarle siempre las culpas al mismo, de ser así sería un advenedizo más del PP y se las echaría a Aróstegui. Son problemas que existían antes de Vivas, por supuesto. Pero problemas que se han acrecentado en la última década puesto que no se ha hecho nada en intentar, al menos, poner las primeras piedras para una solución futura. Evidentemente, y como en más de una ocasión ha dicho el propio Vivas, en política no existen ‘varitas mágicas’, pero lo que no se puede hacer es dar la espalda a aquellos problemas que no tienen una solución inmediata, o que no reportan votos, y quizás el problema radica en eso.

En los últimos tiempos se escucha en la calle una opinión contraria a la que se escuchaba antes. Se ha pasado de ‘Juan es muy bueno, pero está muy mal rodeado’ a, ‘¡Vaya tela! si está mal rodeado es porque quiere’. Y tiene mucho de cierto, quizás Vivas no ha estado lo bien acompañado que debería, y en eso sólo puede ser culpable él mismo, porque si en su primer Gobierno las personas le vinieron más o menos impuestas, ha tenido dos legislaturas para saber rodearse de quienes más confianza le merecieran. Aparte de no haber actuado con la misma vara de medir, en según que casos, a unos los ha invitado a irse o los ha cesado de forma fulminante, mientras que a otro lo ha defendido hasta la saciedad. Por algo será, y es que Vivas sabe bien, muy bien todo lo que se mueve en el Ayuntamiento, aunque en ocasiones se haga el despistado. Sigo confiando, como le dije en una ocasión, que algún día recapacite y se mire en el espejo de 1999, y vuelva a ser Juan, no D. Juan.