Efectivamente. El Secretario General de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, ha estado en Ceuta. Y lo ha hecho con mucha dignidad. Ha tardado más de un año, desde que en diciembre de 2008 se le nombrara para ese cargo. Pero lo prometió, y ha cumplido. Esto es lo que cuenta. Y el mensaje de esperanza que ha transmitido a los trabajadores, también. El hecho de que no se haya reunido con aquellos que vienen negando de forma contumaz la constitución de una Mesa por la Economía, ha sido lo más criticado por parte de algunos. También su participación en la manifestación de parados. Para otros, sin embargo, han sido dos actos de justicia.

 

Nunca me han gustado los líderes. Ni aquellos que buscan su propio lucimiento o interés personal. Siempre he creído más en el poder asambleario de la colectividad. Por esta razón me cuesta obedecer ciegamente las órdenes o las consignas. También he creído que el poder corrompe. Y si es absoluto, mucho más. Pero no por ello dejo de reconocer que nos movemos en un mundo en el que los símbolos tienen muchísima influencia en los destinos de la humanidad. Si no fuera así, la diplomacia del Vaticano no sería una de las más poderosas del mundo. Por esta razón también, que venga a Ceuta el Secretario General del primer sindicato del país, es un hecho de extraordinaria importancia, del que se deben sacar las necesarias enseñanzas. Sobre todo, si se trata de una persona sencilla, amable y preparada, que sabe explicar, con datos, la realidad de nuestro país, y defender con fuerza sus alternativas.

Lo primero que nos transmitió fue que el paro debe ser una de las prioridades más importante de las agendas de todos aquellos que tengan algún tipo de responsabilidad pública, política o sindical. Y materializó este mensaje haciendo acto de presencia en la manifestación de parados de Ceuta, primero, y atendiendo las sugerencias y peticiones que le hacían los representantes de este colectivo, después. Se me quedaron grabadas las palabras de uno de estos parados, cuando le manifestaba que ellos no buscaban planes de empleo, ni subvenciones. Que eso era pan para hoy y hambre para mañana. Que lo que reclamaban era un trabajo digno, y que para conseguirlo era necesaria una actuación más contundente de la Inspección de Trabajo, para evitar que empresarios sin escrúpulos estuviesen recurriendo a trabajadores ilegales, sin seguro, sin salario fijo y sin contrato, que, además de incrementar la precariedad laboral, hacían que Ceuta fuese la ciudad de más paro de España. Como reconoció Toxo, este es un problema general del país, pero que afecta principalmente a ciudades fronterizas como Ceuta y Melilla, sobre las que ejerce una enorme presión la abundante, y barata, mano de obra desocupada del vecino país. Por ello es necesario y urgente, como piden los parados, que los organismos competentes (Ministerio de Trabajo y Delegación del Gobierno), diseñen planes de actuación, especialmente adaptados a nuestras circunstancias. El problema es que quizás no haya voluntad política para llevarlos a cabo. Es más sencillo, y rentable electoralmente, repartir las migajas de los planes de empleo entre algunos parados, antes que incomodar a los que practican el dumping social.

Respecto a la crisis económica, también nos manifestó que, si bien es cierto que el origen de la misma está en la crisis financiera que se inició en Estados Unidos, no por ello deja de ser verdad que ya nosotros teníamos nuestra propia crisis interna provocada por la obsolescencia de un modelo económico basado, casi exclusivamente, en el sector del ladrillo. Esta situación, unida a la actual escasez de crédito, hacía que estuviéramos a la cola de Europa en recuperación. Y ante ello dio algunas alternativas.

 

Por supuesto, habló de concertación social, pero también de reforma fiscal y de la necesidad de que nuestro país recupere el nivel de ingreso público preciso para atender todos sus compromisos sociales. Para él la concertación no podía implicar que los paganos de la crisis fueran sólo los trabajadores. Hay otras alternativas que ya se aplican en países como Alemania, antes de rebajar el coste del despido, que es lo que pretenden algunos. También hizo mención a la reforma de la Seguridad Social. Dejó claro que el Estado de Bienestar del que disfrutamos en Europa había que defenderlo a toda costa, frente a aquellos que pretenden rebajarlo, o incluso destruirlo, con el falso argumento de que así seríamos más competitivos. Los países nordicos, que tienen un nivel de protección mucho más elevado que el nuestro, ocupan los primeros puestos en el comercio internacional. Aunque también destacan en inversión en educación, investigación, desarrollo e innovación.

 

En el caso concreto de las alternativas para la crisis local, se comprometió con los Partidos Políticos a transmitir al Gobierno de la Nación el plan de reactivación económica de Ceuta que se ha elaborado desde el sindicato, y a incluir en el mismo aquellas sugerencias que se le hicieran llegar. Por supuesto, entre estas medidas se incluye un plan específico de refuerzo de la actuación de la Inspección de Trabajo. Habrá que estar pendiente y hacer un seguimiento a esta cuestión, para que no se quede durmiendo el sueño de los justos en el cajón de algún Vicepresidente.

 

Y lo que más me gustó. Hizo un canto a la independencia sindical y a la necesidad de iniciar movilizaciones cuando se vea que peligran las conquistas sociales, sin hacer caso a los cantos de sirena y a las provocaciones de aquellos que sólo buscan su propio interés político en las mismas. Yo entendí esto como un compromiso. Y los compromisos hay que cumplirlos.