Leo en la edición digital del diario El Faro de Ceuta la curiosa historia de Matheo y Nattaniel . Son dos chicos, a los que les calculo mi edad -30- aproximadamente y a los que les tocó nacer en Somalia, salir huyendo de su país por una de tantas guerras olvidadas y aguardar varios meses ocultos en bosques cercanos a Ceuta para tratar de dar el salto al clavo ardiendo que supone alcanzar el pico europeo del continente negro.

Ambos contaban su historia a Carmen Echarri en los momentos previos al que consideran un gran momento para ellos: su bautismo al cristianismo, porque la incomprensión religiosa es uno de los motivos que les obligó a salir de su nación. Y claro, como ocurre en esto de internet, ya hay quien se dedica a usar la historia para abrir enfrentamientos. Un forer@ culpabiliza a la Iglesia y al Cristianismo de todo cuanto ocurre en Africa, y aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para hablar de la inquisición, de la Virgen de Africa y de "inergumenos" (sic) pobres de espíritu.

A África no la ha abandonado Dios. A África la han abandonado Dios, Allah y todas las advocaciones de ese ser supremo. A Africa la hemos abandonado cristianos, musulmanes, judíos y todos aquellos que, sin excepción, han aprovechado para esquilmar el continente negro, traficar con armas e incitar al genocidio.

Respeto profundamente la opinión de este forero. Soy católico, más profundamente divergente con la jerarquía eclesiástica y con todas aquellas personas que han aprovechado a lo largo de la historia la coyuntura para matar cobijando espúreos intereses económicos tras el Corán, la Torah o la Biblia. Pero si para estos dos somalíes, alguno de los cuales confiesa no saber si su madre aún vive, lo mejor que les ha pasado es poder bautizarse al catolicismo, me alegro por ellos. Si con un poco de agua bendecida por un cura han encontrado paz donde el común de los europeos celebra un acto social, es cuestión de alegrarse. La vida de ambos dos no ha sido, ni será fácil en absoluto. Huir de tu poblado, de tu país, para salvar tu vida, cruzarte un continente viendo morir a compañeros de viaje no debe ser, precisamente, una experiencia religiosa. Por esto, pido respeto para ellos y la opción que han tomado. Más que nada porque eso, la falta de respeto al diferente, es lo que suele provocar conflictos, diásporas y matanzas. Y muchas veces, en el nombre de Dios.