Día (De) en día, caza mi tía. (Caza=Casa de casar) Se dice de la cosa que se promete siempre o que se espera, pero que no llega nunca. (Refranes de los Judíos Sefardíes) Biblioteca Nueva Sefarad

Stéphane Hessel, viejo e indignado, convoca a la “insurrección pacífica”. Noventa y tres años caminando la Historia, judío, alemán de nacimiento, militante de la Resistencia Francesa en la Segunda Gran Guerra, co-redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, nos escribe un par de libritos. ¡Indignaos! y ¡Comprometeos! Y espera respuesta, porque conoce al tiempo; ambos llevan muchos años juntos.

José Luis Sampedro, lo que significa para mi una garantía amplia, prologa “Indignaos” y algo más, porque junta sus otros noventa y tres años, ambos compartieron el año 1917, con la Revolución Rusa, para nacer, y, entre los dos, llenan el escenario de testimonio histórico en primera persona. No lo disimulan. No quieren hacerlo. Están indignados. Lo dicen, lo comparten, lo contagian, y con autoridad moral, lo exigen.

La indignación es un sentimiento mucho más permanente en la especie humana, que esos fenómenos sociales que aparecen de vez en cuando, arrancando el empedrado de las calles, no sé, si sujetos al dictado de un determinado ciclo, o es suficiente con la saturación del interés particular machacando al interés general.

Recuerdo la enorme manifestación que, en 1968, nos echó a las calles de Sevilla, a los calabozos de la Plaza del Duque, al perfil implacable, negro y redondo de las porras de “los grises”, y a batir más de un record, nunca homologado, de cien, doscientos y hasta quinientos metros lisos urbanos.

Allí corrimos más de un caballa que hoy continuamos indignados, y con canas.

Después de muchos 20 Enes, algunos españoles siguen indignados. ¿O qué creen que son ese importante porcentaje de gente que no vota, elección tras elección?

Y al día inevitable de hoy se muestra indignado D. José Félix Tezanos, en un interesante artículo que publica en “Temas para el Debate” (Revista de octubre 2011) y que titula ‘¿Por qué no se mete en cintura a los mercados?’.

También muestra su indignación D. Luis María Anson, que en una carta pública dirigida a D. José Luis Rodríguez Zapatero y a D. Mariano Rajoy les dice: ‘¿De verdad que no os da vergüenza…?’ (Diario El Mundo).

A ellos se suman los redactores de las ‘18 Medidas de Justicia Fiscal para crear el empleo que es necesario en nuestro país’.

Y José Aureliano Martín en su artículo ‘El mensaje’ (Diario El Faro).

¿Cómo creen que se sentirán aquellos votantes del PSOE a quienes más tarde se les recortó el salario, o se les congeló la pensión?

¿Cómo los que tenemos algo que ver con una enfermedad crónica?

¿Cómo los que contestaron aquella encuesta del CIS sobre los grandes problemas que atosigan a los españoles, que situaron a los políticos en tercer lugar?

¿Cómo, cuantos nos dimos por enterados de la “Conferencia Internacional”, en la que los cabestros de “ETA” se confirman como héroes de guerra? Permítaseme un inciso. Si esos hijos de perra no pagan a España lo que nos han hecho, quiero saber dónde puedo devolver mi carnet de identidad.

Siempre, siempre, ha habido y habrá indignados, que, unas veces, se tiran a la calle o porque pueden o porque ya no pueden más. Y otras veces callamos.

Aquí está todo el mundo indignado menos Zapatero (vidente de hojas verdes), Rajoy (aclamador de que somos la séptima potencia mundial) y Rubalcaba (que repite: ahora si, ahora si). El PPSOE ya no es fiable. Rajoy y Rubalcaba tienen tanta capacidad para crear problemas, como ninguna para resolverlos y no merecen una mayoría absoluta.

Creo que es suficiente. No podemos quedarnos ahí, paralizados, cociéndonos a fuego lento en nuestra propia indignación. No somos de esos. Hay que pasar por encima de la indignación porque el tiempo continuará impasible y porque “los malos” agotarán hasta el último instante en que nos mostremos débiles, para seguir parasitándonos.

Solo hay una única prioridad. EL EMPLEO. ¿Cómo se crea un puesto de trabajo a costa de tu bolsillo? ¿Cómo se mantiene más de treinta años?

¿O es que nos vamos a presentar a estas elecciones como si fueran un pase de modelos?