- Desde 1999, cada 23 de Septiembre, se recuerda esta fecha como Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, y que fue proclamado por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas, junto a la Conferencia de Mujeres, celebrada en Dhaka (Bangladesh).

Con ello se pretendió concienciar a la sociedad de la gravedad de un extendido y complejo problema ya denominado “la esclavitud del siglo XXI”, y que afecta a millones de mujeres y niños en todo el mundo (esto quiere decir que también en España y en los países de nuestro entorno). Resumiendo el artículo 3 del protocolo de Palermo, la TRATA consiste en la captación y explotación de estas personas mediante coacción, rapto, engaño, abuso de poder o aprovechamiento de su vulnerabilidad, y que incluye como mínimo la explotación sexual, los trabajos forzados, la esclavitud o la servidumbre y la extracción de órganos.

Es por ello que el Colegio de la Psicología de Ceuta (COPCE) desea sumarse a esta iniciativa y aportar su grano de arena para la erradicación de esta lacra global, que atenta contra los Derechos Humanos más básicos, y para la mejora de la calidad de vida de las víctimas (que han conseguido ser liberadas) mediante atención psicológica especializada, pues son estas heridas traumáticas, las psicológicas, las que más les marcan y perduran en sus vidas.

Y es que el tratamiento psicológico es en estos casos más complejo de lo habitual, pues normalmente se aplican a personas que han sido amenazadas o sometidas y que, por supervivencia, han aprendido a ocultar o disimular sus verdaderos pensamientos y emociones o a aparentar estar conformes con lo que hacen. Además, son temerosas y desconfiadas, o bien carecen de habilidades sociales para comunicarse, arrastran adicciones o presentan comorbilidad (ansiedad, fobia, ira, depresión, etc.), sin contar otras enfermedades físicas, lo que alarga y complica aún más las terapias.

Por todo ello, desde el COPCE se anima a la ciudadanía a concienciarse del problema y a todas las instancias y organismos locales, autonómicos, nacionales e internacionales a aunar esfuerzos con objeto de rescatar a las víctimas y ofrecerles atención médica y psicológica, así como programas de reintegración, que reduzcan su sufrimiento personal y les brinden una salida alternativa y digna a su precaria e inhumana situación.