José Antonio Carbonell Buzzian (Contigo Somos Democracia)

Los caciques de nuestra ciudad y sus socios tienen barra libre para gastarse el dinero público de todos los caballas, hacen y deshacen a su antojo, un panorama bastante desolador ante una crisis sanitaria que marca los tiempos durante esta pandemia donde la apertura del grifo del dinero público favorece que las redes clientelares de los que gobiernan y sus socios se sigan manteniendo en el tiempo, esto no es ningún secreto, esto ocurre desde hace veinte años, pero lo peor de esto es que un partido de izquierdas que se erige en paladín de la justicia y defensor de los más débiles, apoya a aquellos que gobiernan en tiranía durante tantos años.

Lejos de los intereses particulares y partidistas por los que se mueven estos carentes de vergüenza y para que nuestra ciudad pueda salir de esta pandemia se requiere de voluntad y propósito, esfuerzo, sacrificio y valores que estos personajes no conocen; los ceutíes que somos cabales tenemos la impresión de haber sufrido y padecido mucho de las malas decisiones que se han tomado, llevando a una ciudad entera al caos absoluto, donde la premisa principal de estos desalmados es despojarnos de nuestro bien más preciado, que sin duda es que una persona piense por sí misma y decidir como queremos que sea nuestro presente ya que en la actualidad ni siquiera eso tenemos, debido a la ausencia de liderazgo de dirigentes que han olvidado o no han sabido sobre todo, dar ejemplo de cómo gobernar una ciudad como esta.

El peligro de la actual deriva de la política es la de su polarización, ya que se ha perdido la capacidad de pactar el consenso, no se trata de inventar la verdad sino de vivirla en democracia, las argucias que utilizan los políticos de nuestra ciudad para hacernos ver que algo es verdad, es omnipresente en la sociedad actual en la que vivimos, mienten todo el tiempo, incluso a pesar de que supone un esfuerzo mental mucho mayor que decirnos la verdad. Tanto los que gobiernan como sus socios son profesionales tergiversando todo aquello que les interesa siendo una herramienta ideal para poder cumplir sus propósitos.

Por ello debemos trabajar el conjunto de los caballas, por una sociedad que castigue las mentiras de estos dirigentes, sin medias tintas ni disimulos, es paradójico que algo tan básico y esencial que los padres y madres enseñan a sus hijos sea de las que peor se aprende y se da en nuestra sociedad: las mentiras. Pero las de los políticos tienen que sufrir consecuencias ya que su palabra cada día vale menos, por ello tenemos que exigir a los que gobiernan tolerancia cero con las mentiras.

“La mentira política es el arte de convencer al pueblo, el arte de hacerte creer falsedades saludables, y todo esto con algún buen fin que no es el de salvaguardar los intereses de los ciudadanos, sino el suyo propio”.