Constantemente somos espectadores de ataques a la dignidad y españolidad de nuestra ciudad. La vergonzosa tibieza con la que los distintos gobiernos de nuestro país han tratado las aspiraciones anexionistas de Marruecos sobre Ceuta y Melilla desde principios de la democracia han sido un caldo de cultivo realmente negativo que han provocado en la opinión pública y en la sociedad española una visión sesgada y errónea de la realidad de Ceuta.

Para la mayoría de los españoles que desconocen la realidad y la historia de las dos ciudades, constantemente entremezclan que la solución del tema de Gibraltar es análoga al de Ceuta y Melilla. Ahora nos encontramos con una nueva versión, el considerar a Ceuta y Melilla como moneda de cambio para el problema saharaui.

La asociación Gazte Abterzaleak, juventudes del partido Eusko Alkartasuna, han pedido en nota de prensa al Gobierno español que negocie con Marruecos la devolución de Ceuta y Melilla a cambio de un referéndum en el Sahara. Consideran que España tiene una gran deuda con el pueblo saharaui y que esta es la forma de pagarla.

El desconocimiento sobre nuestra historia y nuestra realidad es supino. Entregar Ceuta y Melilla para resolver el problema saharaui. Si se cumpliera con esa petición y en Ceuta se creara un Frente Polisario Ceutí, ¿se solidarizarían con nosotros? Lo malo es que esa petición de los jóvenes de EA es compartida por personas de otros lugares, que lo consideran como la solución normal del problema.

Como se suele decir “de aquellos polvos vienen estos lodos”. A la tibieza de los distintos gobiernos nacionales siempre les siguen, más en los últimos años, una tibieza del gobierno local que resulta indignante. El penúltimo “insulto” a nuestra dignidad es la imposibilidad de repatriar a los Menores no acompañados marroquíes desde Ceuta, a lo que el gobierno local sólo responde con un insignificante y pueril “habrá que recordarle al Ministro que Ceuta es España”. Estas tibias respuestas sirven para rellenar un articulo en un agosto falto de noticias en los medios locales, pero a nivel nacional no tiene ninguna repercusión. Eso crea en el resto de la opinión pública una visión negativa sobre Ceuta, en ese problema consideran que los niños se repatrían desde la península y canarias, porque son España y que Ceuta es algo distinto. Ese “algo distinto” es el que hace que salgan opiniones insultantes como la de las juventudes de EA.

Por parte del PP y PSOE de nuestra ciudad siempre han tachado nuestras declaraciones sobre estos temas como exageradas. El tiempo da y quita razones, y el tener miles de votos o tener representación en la Asamblea no hace a nadie poseedor de la verdad. El que se diga contundentemente que somos españoles como los demás, que se contraataque duramente a los constantes “insultos” sobre nuestra dignidad y españolidad, vengan por declaraciones o por actos del gobierno de la nación, de gobiernos autonómicos, de partidos políticos o de líderes de opinión, sería lo normal en un pueblo con sangre en sus venas, lo normal en un pueblo que no se deje avasallar, un pueblo que estuviese vivo. La respuesta desde hace años, tanto de PP como de PSOE de Ceuta, es que ellos no dudan de la españolidad de Ceuta. Nuestras críticas y nuestros intentos desde hace años no van para la gente de aquí, van para el resto de España. A principios de los 80 ante peticiones como las de los cachorros de EA, o desplantes como el de los MENA, la ceutíes se habrían “tirado” a la calle conformando un único cuerpo, una única voz y pidiendo respeto para este pueblo. Pero esas declaraciones devastadoras de “Los ceutíes sabemos perfectamente lo que somos” han calado en una población que ha perdido las ganas de luchar.

Los intentos que se hacen y se seguirán haciendo porque esa visión cambie no dan ni darán frutos. La única respuesta sensata sería que la Asamblea promoviera una manifestación en la que estuviésemos todos los ceutíes (ideologías aparte) como un único cuerpo social y como una única voz, esa “foto”, que si saldría a nivel nacional, daría una respuesta contundente a los que por desconocimiento y por tibieza de nuestros representantes, piensan que nuestra historia nuestra realidad y nuestro futuro, debe ser distinto al que por derecho nos corresponde.